Había que ganar en Basilea y sólo se empató tras un partido que contó con la desagradable sobredosis anecdótica de que el infalible Sergio Ramos fallase dos penaltis. Un empate que deja la cita de pasado mañana en la Cartuja con una sola opción para estar en la final four de esta Liga de Naciones. La opción que sólo nos vale es la de derrotar a Alemania, algo que, desde que el fútbol es fútbol, se considera tarea asaz dificultosa.

Ganar es casi de obligado cumplimiento con vistas a ir facilitando la cita de pasado mañana en la Cartuja y Luis Enrique opta por esa sofistificación que es el ariete virtual. Oyarzábal, Dani Olmo y Ferrán en el frente de ataque simultaneando posiciones y el resultado es una tarea plácida para el portero suizo. La presión helvética es como una pared para los conceptos de los nuestros, que tocan y tocan sin ese último pase que te ponga en situación de abrir el marcador.

Y quien abre el electrónico es Suiza con una contra perfecta que facilita Reguilón para que asista Embolo y concrete Freuler cuando se juega el minuto 26. Y lo que antes era complicado, ahora se trata de remar aguas arriba frente a un rival compacto, muy organizado y que presiona de forma coral. Todos a una mientras España sigue horizontalizando y sólo un tiro de Fabián apura al portero suizo. Poca cosa en un primer tiempo que no responde a lo que se esperaba de España.

En la continuación hace España méritos más que sobrados para ganar. La aportación de Morata es fundamental, pero nadie cuenta con que Sommer le pare dos penaltis a un futbolista que llevaba veinticinco consecutivos acertados. Al final, el recién salido Gerard Moreno firma tablas, pero da lo mismo perder que empatar respecto a la clasificación final. Partido de órdago a la grande lo que nos espera el martes, pero tampoco sería nuestro primer triunfo sobre Alemania.