‘Sorpasso’ no, Gobierno sí

El futuro de Juan Marín

La expectativa de ser la primera fuerza en el centroderecha se hace añicos, como el mapa político andaluz, por la irrupción de Vox

Los próximos meses dirán si sigue de líder naranja en Andalucía

Juan Marín, anoche, en la sede electoral de Cs.
Juan Marín, anoche, en la sede electoral de Cs. / Manuel Gómez
Alberto Grimaldi

03 de diciembre 2018 - 04:06

SEVILLA/Las expectativas en política son como la nitroglicerina: hay que manejarlas con extremo cuidado. Y para Juan Marín, el candidato de Ciudadanos a la Presidencia de la Junta de Andalucía por segunda vez, la expectativa era el sorpasso en la derecha meridional y no lo ha logrado. Eso sí, le queda el consuelo de que sí que habrá cambio y entrará en el Gobierno, aunque está por ver cómo y dónde.

Anoche se esforzó al valorar los resultados en enfatizar el cambio político en Andalucía y omitió su objetivo de rebasar al PP y de ofrecerle a este partido la vicepresidencia del Gobierno andaluz.

Su perfil de candidato que no moviliza per se, como ocurre con otros líderes del partido naranja, su ejecutoria como socio muy dócil con el PSOE durante los más de tres años y medio que duró la legislatura anterior, y el temor que cuando acabe el ciclo electoral él, más que el partido, sí estuviese dispuesto a volver a pactar con los socialistas han jugado en su contra en el flanco derecho, en un análisis de urgencia nada más conocerse los resultados electorales, que confirman que en el bloque de derechas el PP sigue siendo el primer partido, con cinco escaños de margen y más de dos puntos en voto.

Ni siquiera el fuerte crecimiento conseguido por su candidatura, que sube de 9 escaños a 21 tras duplicar su peso proporcional en votos en la política andaluz del 9,28% al 18,27%.

Y lo es porque hay un votante del espectro ideológico al que pretendía superar, el que votaba al PP, que ha pensado que como alternativa a los populares le sirve Vox, con todo lo que eso significa respecto a asuntos centrales de la gobernanza: el propio estado de las autonomías, el centralismo, el tratamiento de la inmigración o su machismo indisimulado meses después de una movilización tan clara en favor de las mujeres como la del último 8-M.

Vox es quien ha roto el escenario político y ha demostrado que la fragmentación de la derecha no perjudicaba más al PP que al PSOE, sino al contrario, sobre todo con una participación sensiblemente menor, con una campaña de perfil bajo y con su electorado en la soleada abstención.

El resultado final para Marín es amargo y confirma los temores de la dirección nacional, que dudaba en los meses previos si mantenerlo o no. La mejor prueba es que su homóloga en Cataluña. La jerezana Inés Arrimadas ha participado tanto en la campaña que parecía que ella había vuelto a empadronarse en su ciudad de origen y se presentaba también al Parlamento andaluz.

La estrategia nacional de su partido, ser alternativa al PP, para desbancar al PSOE de La Moncloa, no ha servido con Marín al frente. Y queda la duda de si Rivera la revisará, porque Pablo Casado tiene mejor perfil que Juan Manuel Moreno como candidato. Y enfatizará la línea de discurso duro para rescatar el voto que se le va a Vox.

El futuro de Marín parece podría bifurcarse desde esta noche. No hay duda de que formará parte del primer Gobierno de Andalucía que no pilotará un socialista, pero no está tan claro si la dirección nacional del partido no se planteará que ha de forjar un nuevo liderazgo y un nuevo candidato. Los próximos meses serán claves para saber si Marín sigue al frente de ambos caminos o sólo del institucional.

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