Nuevas crías de lechuza para reforzar la población de esta rapaz nocturna
El proyecto, que comenzó en 2018, ha introducido cuatro ejemplares y ya suma 12 desde sus inicios
La presencia de esta ave es positiva para el control biológico en la agricultura
La población ha caído en torno al 30%. Los nidos que se conocen en Almería han desaparecido por la intensificación de la agricultura y el uso de insecticidas, entre otras causas. Por este motivo, El Proyecto Lechuza de Almería continúa con su crecimiento y ayer incorporó cuatro nuevos pollos, que nacieron hace 50 días, con el objetivo de reforzar la población de estas aves rapaces nocturnas en el Jardín Botánico de Rodalquilar.
Emilio González, presidente de la Asociación Serbal, recuerda cómo nace este proyecto: “Surge el año pasado porque la lechuza fue proclamada ave del año en 2018 debido a que sus poblaciones han decaído mucho en España y, especialmente, en en el sureste de la Península Ibérica. Animados por esto nos juntamos Serbal, CeCouAl, Oasys Minihollywood y con Grefa (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) comenzamos con la recuperación”.
En 2018 se comenzó con esta iniciativa junto a Grefa. “Ellos tienen lechuzas en cautividad. Son lechuzas irrecuperables pero que se siguen reproduciendo. Esos pollos que se obtienen todos los años se utilizan para proyectos de conservación. El año pasado trajimos los primeros cuatro que se introdujeron en la Universidad de Almería y los criamos mediante la técnica del hacking, que es la crianza silvestre. Se hace un nido artificial y ellos se alimentan dentro. No saben quien les echa de comer porque lo hacemos sin que nos vean, ellos se creen que han nacido allí y hay más posibilidades de que se queden en el territorio”, asegura González.
El éxito de la primera hornada de lechuzas ha provocado que este 2019 sigan trabajando decididamente en el proyecto. “El año pasado nos fue muy bien. Volaron perfectamente los cuatro pollos. Este año nos hemos animado a ocho pollos más, cuatro que ya llevan un mes aquí y los cuatro que han venido hoy de Madrid. Hablamos con Lucía para que estuvieran en el Jardín Botánico de Rodalquilar. Hemos contado con la ayuda de unas empresas que han adoptado pollos como Fico, Ispemar, Coprohnijar y Bioline”, explicó el presidente de Serbal.
González asegura que es beneficioso para las empresas que emplean el control biológico porque “esta rapaz es especialista en cazar roedores. Queremos aunar agricultura ecológica y conservación”.
José Luis Molina, del Centro de Colecciones Científicas de la Universidad de Almería (CeCouAl), describió el trabajo que se va a realizar: “A la hora de llevar a cabo el hacking, hemos montado un grupo de voluntarios que se dedicará a las tareas de alimentación y seguimiento mediante videovigilancia de los pollos de lechuza para ver que se alimentan, conocer sus primeros vuelos... El seguimiento de los pollos dentro de la caja lo hacemos con cámaras con luz negra y por fuera hemos puesto una cámara de streaming conectada con un canal de Youtube. La tenemos en la Universidad. Vamos a poner aquí cámaras de fototrampeo, que se activan cuando hay movimiento para ver lo que están haciendo. Queremos que la gente conozca este grupo de rapaces nocturnas a través de actividades de educación ambiental como taller de egagrópila, cajas nidos y refugios nuevos...”.
En un mes estarán volando y el proyecto con estos cuatro nuevos pollos se concluirá en dos meses y medio. “Empiezan a cazar solos y se emancipan, ya no vuelven a la caja nido. Tenemos solicitud para el proyecto de tres años, este año y dos más. Esperamos poder continuar a largo plazo”, dice Molina.
En el proyecto se atisban los primeros vuelos: “Al principio seguimos a las lechuzas con cámaras de fototrampeo y formamos jornadas con voluntarios para ver como se mueven con los prismáticos. El momento más delicado es cuando empiezan a volar, porque se desorientan y a veces no saben llegar a las cajas, pero normalmente lo hacen. El año pasado una de ellas salió, se había perdido y luego llegó. Al principio también puede que se caigan en los primeros vuelos y nos las podemos encontrar por la calle. Es cuando hay que estar más atentos. Después no se saben por donde se dispersan, pero lo que nosotros queremos es que se refuercen las poblaciones de lechuza común en la provincia de Almería”.
Melody Cortés, de Oasys MiniHollywood, señaló que al trabajar con muchos proyectos de carácter internacional querían hacerlo “sobre el terreno, con proyectos locales. Realizamos asesoramiento veterinario”.
Jan Van Der Blom, responsable de Coexphal, explicó cómo se encuentra la situación de la agricultura: “La horticultura ha cambiado muchísimo. La agricultura ecológica ya llega al 15%. En los otros invernaderos se está haciendo control biológico de plagas. Se está soltando fauna auxiliar, depredadores, parásitos de las plagas y esto es una realidad en un 85%. El control biológico es la base para la gran mayoría. Para tener éxito tienen que contribuir muchas especies de manera auxiliar que viene de fuera como los setos, vegetación...”.
El responsable de Coexphal apuntó que el concepto hortofrutícola ha cambiado bastante: “Hace solo 15 años se cultivaba en condiciones estériles y ahora mismo la biodiversidad es imprescindible. Con productos químicos la plaga se vuelve resistente en muy poco tiempo. La lechuza no afecta directamente a lo que sucede dentro de los invernaderos pero es algo muy emblemático, es un indicador de la biodiversidad. Las empresas asociadas nuestras participan con mucho gusto en este proyecto. El año que viene tendremos más recursos”.
Fernando Garcés, miembro de Grefa, destacó que este tipo de proyecto “se está haciendo con los agricultores de Castilla y León. Una pareja de lechuza durante la cría consume durante unos 3 meses unos mil roedores: topillos, ratones... El control que ejerce es importante, sobre todo en zonas donde hay una afección en los cultivos”.
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