Las dos caras de Albert Boadella para relatar su propia historia

El autor, actor y director recibió una butaca de honor en homenaje a su trayectoria al igual que el día anterior la tuvo Julia Gutiérrez Caba

Representó la obra 'El sermón del bufón'

Albert Boadella junto a su butaca de honor en el Auditorio Municipal de El Ejido.
Albert Boadella junto a su butaca de honor en el Auditorio Municipal de El Ejido. / Fotos: Javier Alonso

El niño Albert y el Boadella. Dos personalidades distintas y una misma persona. Sobre esta dualidad y su propia historia el reconocido actor, director y autor interpretó El sermón de bufón en el Auditorio Municipal de El Ejido. Al terminar la representación, la concejal de Cultura del Ayuntamiento, Julia Ibáñez, dirigió al intérprete a lo que será de por vida su butaca de honor. El actor miró al público, que estaba en pie y con las manos en alto agradeció el cariño recibido durante la noche del sábado.

"Soy un bufón y me sentiré muy honrado de que me lo llaméis", con orgullo y dirigiéndose al público, el actor habló sobre las memorias que van desapareciendo y como el teatro supone eso, "esa muerte súbita del arte".

En el escenario, un atril, una pantalla y poco más, solamente la voz y la presencia de un dramaturgo que lleva toda la vida haciendo teatro, sabiendo transgredir y dando toques a aquellos sectores de la sociedad que lo van precisando. En la misma representación, el intérprete señaló que le costaba más en un escenario ser él mismo que interpretar cualquier personaje. Con humor e ironía fueron pasando los minutos y el público se mostraba totalmente entregado a cada gesto, comentario y situación que provocaba este titiritero, como él se define. "No voy a mentir, todo va a ser auténtico", explicó.

La pantalla le sirvió de apoyo para ir certificando sus argumentos. Según Boadella, para los medios de comunicación, "puedo ser angelical o un hijo de puta" y así lo demostró con distintas opiniones en diferentes periódicos. La controversia fue lo que le ha acompañado en su trayectoria y quiso que estuviera con él en esta representación.

Los sermones de ese Boadella desdoblado en su personalidad entremezcló fragmentos audiovisuales de algunos de sus éxitos en solitario, o al frente de Els Joglars: Gabinete Liberman, Vaya Día, Teledeum, La increíble historia del Doctor Floid & Mr. Pla, No-Do, La Torna, Bye Bye Beethoven, Virtuosos de Fontainebleau, Ubu President, El Nacional, Daaalí, Ubu o los últimos días de Pompeya, Semos Europeos, Don Carlo, Omena-G, Amadeu y El Pimiento Verdi.

Tampoco faltó su análisis, pensamiento y dura crítica contra el independentismo catalán que calificó de "intolerable" que nos deja "una Cataluña enferma de paranoia ante un enemigo inexistente" y todas aquellas figuras históricas que lo han elevado en su trayectoria, entre ellos Pujol con el que tuvo duras palabras por su proceso judicial. No faltó la sátira contra Dalí, Tapiés o Miró. Y cómo tiene acostumbrado a su público, aseguró que las obras que están en el Reina Sofía son perfectamente prescindibles, incluido el Guernica, de Picasso.

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