El sueño utópico de Rubi
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
En El Plantío había que mostrar oficio y fortaleza para jugarle al rival con similares armas a la espera de la aparición de un jugador como Suárez
Rubi hace historia y se convierte en el técnico con más partidos en el Almería

Esta película la hemos visto demasiadas veces ya. Un equipo blando, débil, o sea la UDA, incapaz de someter a conjuntos medianos que sobreviven de explotar al máximo sus virtudes. El de Burgos fue un partido de los que el equipo con más calidad se debería de haber impuesto por la mínima al otro de menos, que apenas dispuso de ocasiones. Pero a este Almería le generan oportunidades con la mirada y sin ayuda de su cancerbero cuando más se le necesita.
Ni Rubi es un entrenador guerrero para esta categoría ni su plantilla tiene ese perfil, gracias también a la filosofía impuesta por la propiedad de juego bonito y espectáculo, pero también es cierto que las piezas del plantel que contrarrestaban dicha carencia y que le dieron aire para remontar el mal inicio han estado lesionados (Gui Guedes) o continúan en el dique seco (Iddrisu Baba).
Además, con la obligada ausencia en El Plantío de Dion Lopy, un jugador que con los anteriormente mencionados se crecía. Lo cierto es que para esta Segunda tan ruda apenas se pensó en acumular en plantilla más jugadores de ese perfil aguerrido, tan necesarios. Y es que la UDA se ha ido sosteniendo mientras ese timón central ha estado funcionando, porque sin él los centrales parecen peor de lo que son y los delanteros no reciben en cómodas posiciones de ventaja.
La UDA, con el agua al cuello
Si además tampoco existe la figura de ese guardameta que no sólo a veces, sino que en repetidas ocasiones te resuelva la papeleta como Courtois en el Real Madrid, se obtiene una ecuación de difícil solución. En Segunda no se puede soñar despierto, como hizo Rubi en la rueda de prensa anterior al partido en Burgos, cuando se refirió a su ilusión de contar con casi la mitad de los delanteros en su once inicial. Con esa mentalidad no se puede afrontar esta Segunda División.
En El Plantío no había que exhibir calidad, ni siquiera se podía, sino que había que mostrar oficio y fortaleza para jugarle al rival con similares armas a la espera de la aparición de un jugador como Suárez, pero entre las inoportunas lesiones de jugadores que al menos mitigaban los errores de base y la escasa ayuda en momentos clave en la portería (como sí tuvo el Burgos con Cantero y la UDA en otros encuentros con Fernando), los rojiblancos han llegado con el agua al cuello en una recta final de diez partidos con el objetivo del ascenso directo harto complicado, casi imposible, pero no del todo.
No me volví loco tras todo lo expuesto en esta acta ni pretendo contradecirme, pero el calendario que resta no es malo y queda por ver hasta dónde llegará la puntuación del referido ascenso por la vía rápida. Eso sí, la promoción de ascenso continúa ahí, a tiro de piedra y está por ver cómo llegaría de efectivos y de forma la UDA si se logra clasificar entre los seis primeros. Junio queda cerca, pero también lejos, y en esas eliminatorias casi se parte de cero.
Desde luego que hay que expresar todas las carencias de este conjunto, desde la presidencia al último integrante del plantel, pero no toca desde estas líneas dejarse llevar por el pesimismo extremo sin más. El Rayo o el Girona se clasificaron agónicamente sextos y acabaron ascendiendo y consolidando su estancia en la máxima categoría. Incluso aquella gran plantilla de la UDA de Javi Gracia tuvo que acudir al play-off para ascender. Toca, como hace el Burgos, extraer lo mejor y esconder lo peor para que al final todo llegue a buen puerto.
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