Rubi opera la metamorfosis indálica

UD ALMERÍA | Análisis

El equipo ha pasado de ser cola de león a cabeza de ratón en apenas unos meses

Marezi: "Se habló de una cesión, pero ahora la situación ha cambiado"

Once que dispuso Rubi en el duelo copero ante el Sevilla
Once que dispuso Rubi en el duelo copero ante el Sevilla / Javier Alonso

Almería/La Unión Deportiva Almería arrancó enero de 2024 hundido en la tabla de Primera División, colista de la categoría con apenas 5 puntos sumados resultado de otros tantos empates tras diecinueve jornadas, una vuelta de la competición. Había despedido 2023 cayendo ante el Barça en Montjuic en un duelo en el que los de Gaizka Garitano hicieron méritos para puntuar al menos e inició el año nuevo con otra derrota, en este caso en el feudo de Osasuna, entonces dirigido por Jagoba Arrasate. El preparador vasco era el tercero que pasaba por el banquillo, tras ser destituido Vicente Moreno en la séptima jornada y la interinidad durante dos partidos de Alberto Lasarte.

El equipo fue incapaz de levantar el vuelo, tampoco con la apuesta a la desesperada por Pepe Mel, bajo cuya batuta al menos se sumaron las tres únicas victorias (Las Palmas, Rayo y Cádiz) de un campeonato para el olvido, que en buena medida sirvieron para que los indálicos no batiesen todos los récords negativos y eludieran en la última jornada descender como colistas, deshonor que le cedió al Granada in extremis. Finalmente se sumaron 21 puntos, pero el equipo se fue a Segunda con unas sensaciones muy malas. Justo un año después son líderes sólidos y firmes candidatos a volver al primer peldaño del fútbol nacional.

La directiva rojiblanca lo apostó todo a la carta de la vuelta de Rubi con el único retoque del fichaje de Nico Melamed para un plantel que en Primera había sido eminentemente perdedor. Al arquitecto de Vilassar le costó al principio dar con la tecla, en particular porque se encontró un vestuario más hundido a nivel psicológico de lo que se había imaginado, tal y como alguna vez ha dejado caer en varias de sus comparecencias. Bajo su batuta el equipo llegó a tocar fondo, cayendo por primera vez en zona de descenso en la séptima jornada (tras caer en el feudo del Levante) y volviendo a pisarla en la novena, luego de una nueva derrota en Oviedo.

Rubi da instrucciones en la banda mientras Pozo se dispone a sacar de banda en el duelo copero ante el Sevilla
Rubi da instrucciones en la banda mientras Pozo se dispone a sacar de banda en el duelo copero ante el Sevilla / Javier Alonso

Los cimientos de la reacción, no obstante, ya se habían puesto tras una clarificadora charla desvelada por Alejandro Pozo en una entrevista concedida a UDA Radio tras la debacle en el Ciudad de Valencia (4-2). El equipo se puso las pilas y Rubi fue recuperando poco a poco para la causa a los distintos futbolistas, uno tras otro y sin dejarse apenas nadie en el camino. Empezando por el propio Pozo, Édgar, Chumi o Centelles (perfiles de su confianza en la primera etapa) para centrarse luego en otros efectivos como Lopy o Melero, hasta acabar en el reciente duelo copero con la inesperada resurrección de Marezi. Lo bueno del asunto es que todos se sienten protagonistas, porque también ha contado con jugadores como Rachad, Kaiky, Langa o Puigmal, sin olvidar la efectiva alternancia en portería entre Maximiano y Fernando o que Luis Suárez figure como Pichichi, sumando el cafetero 16 dianas en Liga y 3 más en Copa. Trabajo diario, análisis de situación, toma de decisiones y creencia en el proceso son las recetas de su éxito.

Una gestión salpicada además por problemas en forma de lesión que se cebaron con una posición particularmente: el centro del campo. En dicha demarcación fueron cayendo sin solución de continuidad Robertone, Baba o Gui y el preparador catalán siempre encontró una solución dentro de un plantel corto, para lo cual no ha dudado en tirar cuando la ocasión lo ha requerido de efectivos del filial como Rubén Quintanilla o Marko Perovic. Solo Baptistao, Pubill y Arribas han mantenido un rendimiento regular en todo este tiempo, ya que fueron de lo poco que se salvó de la quema el año del descenso y han incrementado sus prestaciones en Segunda. El único punto negro hoy por hoy sigue siendo Nico Melamed, que no termina de explotar como el futbolista diferencial por el que apostó la dirección deportiva el pasado verano. Es el próximo reto de Rubi y su staff, que esperan conocer este miércoles al nuevo rival copero y reanudar la competición doméstica con buen pie el domingo en Córdoba.

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