Rubi entona el 'mea culpa' ante el vestuario
UD ALMERÍA | Confidencial
El técnico catalán asume ante sus jugadores la responsabilidad de la derrota en el Carlos Belmonte de Albacete
Portillo: "Rubi me marcó por su forma de ver el fútbol y su trato personal y humano"

Almería/El del lunes en el anexo no fue un entrenamiento cualquiera. El equipo venía de encajar en Albacete la primera derrota después de una impresionante racha de catorce jornadas invicto y el entrenador, Joan Francesc Ferrer 'Rubi', estimó oportuno tomar la palabra antes del arranque de la sesión preparatoria para trasladarle un mensaje directo a sus jugadores. En la sala de prensa del Carlos Belmonte había comentado que el equipo estuvo "más nervioso de la cuenta" y que "había que salir más enchufados a los inicios de los partidos". Daba un claro toque de atención a sus futbolistas, pero en el viaje de vuelta tal vez reflexionara que faltó algo de autocrítica por su parte.
Ni corto ni perezoso, en un gesto que le honra, entonó el 'mea culpa' en su discurso y reconoció ante sus jugadores que en tierras manchegas se había equivocado en el planteamiento de salida. Todas las crónicas apuntan a lo que se vio en el campo, un equipo desequilibrado que se partió en dos entre el bloque ofensivo y los encargados de defender. La acumulación de efectivos en el frente de ataque no surtió el efecto deseado de arrinconar al Albacete desde el primer minuto y la presencia de Arribas, Melamed, Baptistao y Suárez a domicilio resultó contraproducente. Rubi es consciente de ello y ha tomado nota. Para colmo los cambios efectuados para intentar revertir la mala primera mitad tampoco surtieron el efecto deseado.
Los jugadores suelen agradecer que los técnicos se abran en canal a veces y admitan que su plan ha podido fallar sin encastillarse en la soberbia de apuntar siempre al futbolista. Es un rasgo de Rubi que gente que ha pasado por el vestuario rojiblanco como Francisco Portillo ha agradecido públicamente, su "trato personal y humano" con los integrantes del plantel, algo que refuerza la confianza sobre la figura del entrenador y facilita que todos remen en la misma dirección en la consecución del objetivo del ascenso de categoría.
La reunión, por lo simbólico del momento (tras perder el liderato y la zona de ascenso directo) puede significar el segundo punto de inflexión de la temporada rojiblanca. El primero fue tras la dura derrota en el fuedo del Levante por 4-2, cuando el propio Alejandro Pozo admitió en una entrevista que todos los integrantes del equipo, cuerpo técnico y jugadores, hicieron un acto de contrición asumiendo que las cosas no podían seguir por esos derroteros y que todos tenían que realizar un esfuerzo extra poniendo de su parte todo lo posible para cambiar la pésima dinámica que se arrastraba desde el descenso.
Se hablaron cara a cara las cosas que tenían que aflorar y la terapia colectiva entonces funcionó. Ahora esperan que la charla de Rubi, sincerándose con todos y asumiendo responsabilidades, sirva como un nuevo toque de atención para que el equipo salve este pequeño bache que atraviesa tras encadenar una igualada y una derrota doblegando al Real Oviedo este sábado. El calendario en el mes de febrero no da tregua (Deportivo, Elche y Sporting esperan a la vuelta de la esquina) y la unidad del grupo se hace fundamental para retomar la senda del triunfo.
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