Rachad, héroe improvisado ante el Eibar (2-2)

Almería/Este Almería es un mar de contradicciones. Tan pronto se ve hundido víctima de sus continuos errores defensivos como se levanta gracias a su enorme producción ofensiva, que esta vez acompañó de un mayor porcentaje de acierto en la definición. Ante el Eibar Rubi procuró agitar el árbol tras la debacle vivida contra el Castellón apostando de salida por Radovanovic, que se estrenaba este curso en la titularidad, Lopy y Melero en detrimento de Kaiky, Robertone y Arribas, quienes pagaron de inicio los platos rotos frente al cuadro albinegro.

El equipo saltó voluntarioso al terreno de juego, con Baptistao y Melamed percutiendo por ambas bandas en busca de los desmarques de Luis Suárez. Fruto de ello pronto llegaron los acercamientos al área rival, primero un cabezazo fuera de Radovanovic a centro de Melamed y luego un disparo con la zurda del propio Melamed que se marchaba desviado, acción surgida en un buen servicio de Baptistao repelido por la zaga eibarresa.

La producción ofensiva sigue siendo alta, pero también la ineficacia de cara a gol, arrastrando una jornada más la imposibilidad de marcar durante el primer acto. Eso, unido a las habituales lagunas defensivas, genera un cóctel explosivo que los contrarios suelen agradecer. El regalo de turno esta vez llegó en un saque de esquina. Radovanovic perdió la marca de Arambarri y el central cabeceaba picado en el segundo palo un balón que tras golpear el larguero tocaba en Édgar, introduciéndolo en propia puerta.

El primer golpe a la mandíbula de cristal de los rojiblancos ya estaba asestado, de nuevo le tocaba remar a contracorriente a un colectivo que no destaca precisamente por contar con algún líder en sus filas, extremo que el propio técnico admitía públicamente esta semana. En ese contexto fue Melamed quien más lo intentó, con mucha movilidad por el frente de ataque, pero con escaso acompañamiento de la línea de centrocampistas.

Suárez llegó incluso a anotar el tanto del empate en el 33' culminando un buen robo de balón en la fase de construcción de los vascos, pero de nuevo el VAR salía cruz y el colegiado anulaba la acción por un fuera de juego previo de Melamed, que había caído al césped en la frontal del área. Quitando esa ocasión al Eibar le bastó con cierto orden y seriedad defensiva para mantener la ventaja al descanso, tiempo al que se llegó con pitada de buena parte de la afición concentrada en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, que cada vez teme con más argumentos revivir la pesadilla de la campaña pasada.

El Almería mantuvo el dominio de la posesión de balón en el inicio de la segunda mitad, con un Eibar cómodo en el rol de contemporizar para matar el partido en un contragolpe. El Almería dispuso de la primera llegada con un centro lateral de Centelles rematado al primer toque por Suárez al lateral de la red, ocasión a la que el cuadro azulgrana respondía con una contra bien conducida por Jon Bautista finalizada con disparo también al lateral de la red.

Primero dio el aviso y luego asestó el golpe. En una nueva transición el almeriense Antonio Puertas se plantaba en línea de fondo metiendo un pase atrás sobre la lleda de Alkain desde segunda línea para empujar el balón a la red. El grado de disconformidad iba incrementándose en el ambiente, pero el Almería logró recortar diferencias justo al poco de sacar de centro. Un balón largo de Centelles lo despejaba de cabeza Arambarri de forma defectuosa, cayendo el esférico a los pies de Suárez, quien con un sutil taconazo dejó a Melamed bien perfilado para batir a Fuzato con un disparo raso.

Faltaba por delante media hora larga de juego y la esperanza renacía en el graderío, que en el 72' vio cómo un misil tierra-aire lanzado desde 30 metros por el recién ingresado Langa (Rubi había sustituido a los dos laterales a esas alturas) era repelido por el poste. El mozambiqueño ya demostró la campaña pasada en Mallorca tener un cañón en su pierna zurda y es un recurso a explotar con mayor asiduidad.

La cuestión es que el Eibar había dado un peligroso paso atrás y el Almería dos valientes pasos adelante que encontraron el premio mercido poco después de que Rachad entras en el campo sustituyendo a Édgar. El 'tiburón' iba a disfrazarse de héroe improvisado filtrando un buen balón para que Arribas regatease a Fuzato y el hispano-marroquí, llegando de cara, fusilase el esférico a la red. Era el estreno goleador del canterano con el primer equipo.

Faltaban diez minutos más el descuento y el Almería se volcó en lograr su primer triunfo casero, pero entonces emergió la figura del meta Fuzato para dejar el resultado en tablas, primero con un paradón a disparo de Lopy desde la frontal que buscaba la escuadra y poco después metiendo la manopla abajo para desviar un disparo raso de Suárez que llevaba veneno. Punto que debe servir para ganar confianza y moral aunque sepa a poco para una sufrida afición que en 16 meses apenas ha visto dos victorias en casa (Mallorca hace dos temporadas y Cádiz al final de la pasada).