Con presión, no hay reacción
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
No se entiende que en el día clave se haya dado un espectáculo tan lamentable por miedo o por lo que sea
La única esperanza que aún sobrevuela sobre mi mente es el haber visto ante mis ojos a este Mallorca
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Almería/Confieso que nunca vi a un equipo tan bloqueado mentalmente como la UDA ante el Mallorca. Desde luego, sería injusto realizar una valoración individual en base a las múltiples acciones, cuando menos extrañas, perpetradas por ciertos jugadores que parecían más bien estar jugándose su propia vida en vez de la disputa de un simple partido de fútbol, por muy importante que fuera para ellos y para la entidad, que lo era.
En ese estado es muy difícil dar lo máximo, pero al mismo técnico del Mallorca, Aguirre, le ocurrió lo mismo en varias ocasiones con conjuntos dirigidos por él estando anclados en una situación similar a la de la UDA. Así lo expresó el entrenador mexicano a la finalización del choque. Esto no exime a los jugadores y técnicos de la UDA de responsabilidad alguna como profesionales que son, y muy bien pagados, por cierto.
Este choque directo estaba marcado en el calendario de diciembre y no han dado la talla ante un Mallorca que muestra a todas luces el nivel actual de la Primera División en España, de paupérrimo para abajo. Da vergüenza ajena pagar un abono o entrada para ver un espectáculo, supuestamente de la máxima categoría, con tantos errores no forzados por parte de ambos conjuntos. Pero lo que importaba era ganar a toda costa y, aun con todo, al final casi lo consigue la UDA.
Pensaba en el descanso que se cumpliría aquella máxima, de quien perdona acaba pagándolo, pero ni con esas fue posible. La tuvo Lázaro en la segunda mitad, pero como el mismo Aguirre comentó, el delantero brasileño estaba más pendiente de recibir el penalti que de disparar. Marca de la casa. A veces, tan sólo hace falta una victoria de la manera que sea para quitarse los fantasmas de encima o la empanada mental, pero en esta campaña los cimientos no han sido sólidos en diversos aspectos, por mucho que ahora raje Vicente Moreno acerca de su reciente etapa por estos lares.
Puede también las lesiones que se suceden con una facilidad pasmosa y que siguen mermando a este equipo, tengan que ver con esos deficientes pilares con los que se afrontó el curso, pero llegados a este punto no se entiende que en el día clave se haya dado un espectáculo tan lamentable por miedo o por lo que sea, pese a haber puesto algo más de empeño durante la segunda mitad.
El más claro ejemplo lo tenemos en el criticado Montes. Si siempre hubiera jugado el central con esas dudas no habría llegado ni a la Segunda mexicana y sin embargo es titular de una selección mexicana mundialista y durante la segunda vuelta de la anterior campaña destacó sobremanera en el Espanyol. El único que estuvo a la altura fue Maximiano, que ahora demuestra lo buen portero que es, justo cuando sus compañeros están mentalmente como al principio estaba el propio arquero luso. Una pena.
La única esperanza que aún sobrevuela sobre mi mente es el haber visto ante mis ojos a un Mallorca intentando vencer a unos rivales en el límite de la histeria deportiva, sin ni siquiera poder llevarse los tres puntos. Esto ya huele a utopía, no ya por la distancia, sino por las sensaciones.
Por cierto, un servidor que es culé y conoce muy bien la idiosincrasia azulgrana, sabe que dada la actual situación el próximo miércoles se podría provocar una nueva crisis en Can Barça. El momento es propicio, pero para ello hay que competir sin presión, pues en realidad está casi todo perdido tanto en Barcelona como en la liga. Casi, pero no todo...
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