El paso atrás de Arribas y Baptistao
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
Tanto el madrileño como el brasileño se han desconectado, por lo que su ausencia en el juego ha afectado al Almería
Luis Suárez acude al rescate ante el Oviedo para abortar una crisis (1-1)

Algo ha dejado de funcionar en la UDA para que no tenga la fiabilidad que exhibió hasta hace bien poco. El bloque compacto que había logrado Rubi, pese a las lesiones del centro del campo, se ha ido diluyendo con el paso de los últimos partidos, si bien en la actualidad el equipo se sostiene a base de empates sin llegar al desastre de comienzos de la campaña, cuando se encadenaron varios partidos encajando goleadas sin equilibrio alguno en el juego. La buena racha sin perder al menos sirvió para que ahora se esté en el numeroso grupo de los que aspiran al ascenso tras el mal comienzo.
Desde esa óptica, hay que reciclarse con mesura para ahondar en todo lo bueno realizado hasta el momento y no repetir lo malo. Y una de las buenas actitudes estaba siendo ese paso adelante del que habló Rubi en la peor época de su conjunto, al que también se ha referido Édgar en estos días aludiendo a la falta de intensidad en los albores de la competición. Cualquiera puede entender que un gran jugador como Suárez no lo puede hacer todo, aunque sea en Segunda, y que necesita ayuda como incluso la tenía el mejor Messi.
Sin intensidad y ritmo, poco o nada se logra
Y ahí entraban en acción Arribas y Baptistao, que hicieron a Suárez más grande de lo que por sí es para la categoría. El problema es que ambos, el madrileño y el brasileño, se han desconectado y se ha notado sobremanera. Arribas, sin el ritmo de hace dos meses, no está siendo capaz de filtrar ni un pase de gol a Suárez, como tanto hizo en los mejores momentos. Y Baptistao ha dejado de fajarse, de ser intenso; cuando lo era, se recorría el terreno de juego bajando a defender cuando se precisaba, uniéndolo a su experiencia y calidad.
A Baptistao también se le empezaba a quedar chica una categoría que conocía de oídas. Al final, la Segunda no perdona y sin rigor táctico, sin ritmo y sin intensidad, poco o nada se logra, aunque se atesore calidad. Ese Almería que se fajó en Córdoba en los peores momentos del choque, que maniató a base de esfuerzo y solidez táctica al Elche en su propio estadio o que fulminó a todo un Granada durante la segunda mitad con un trabajo estajanovista, ha dejado paso a un Almería pasivo durante la primera parte ante el Cádiz, demasiado valiente y confiando en Albacete o inerte durante los primeros 45 minutos ante el Oviedo, como si la racha de imbatibilidad hubiera llegado gracias a un juego como el de Brasil en el Mundial del 70.
Está todo inventado, si este Almería vuelve a activarse como si el próximo partido fuera el último de la temporada, la calidad del equipo de Rubi hará el resto. Varios de los tantos y victorias de la buena racha vinieron de un ritmo y de una presión en bloque alto que en los últimos encuentros se ha dejado atrás, por confianza o acomodamiento, cualquiera sabe. Arribas y Baptistao tuvieron un papel muy destacado en esos buenos momentos con sus goles y asistencias y por estar muy metidos en los encuentros, de ahí que Suárez se viera tan beneficiado, pero si se rompe una conexión tan importante, ni creas ni generas. Y es una pena, porque ahora la carencia defensiva no es tan escandalosa como lo era antes.
Se busca en las últimas horas del mercado de invierno un defensa, pero no se va a por un jugador que, de una manera u otra, ayude a Suárez (falta le hace, está fallón últimamente), sea cumpliendo la función que por el momento abandonaron Arribas y Baptistao o para suplir en ciertos momentos de necesidad al ariete colombiano. Se intenta tapar un agujero que ya se cubrió y, sin embargo, no se le da prioridad a la necesidad actual de contar con la ayuda que necesita tu mejor jugador. Craso error, que ojalá puedan remediar los que ya están de cara al resto de la competición.
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