El ostracismo de Víctor Fortes

El acta de Vivancos

En la campaña anterior Fran Fernández tuvo como gran aliado al preparador físico

Owona celebra el empate. / Félix Mantas
Ramón Gómez-Vivancos

16 de noviembre 2019 - 22:51

Reto a quien desee visualizar de nuevo con un servidor el partido ante el Elche, con el objetivo de buscar el porqué de la crisis de juego de la UDA. Una crisis que puede que venga arrastrada desde agosto. No pretendo redactar una continuación de mi anterior misiva sobre el encuentro ante el Zaragoza, pero los males que asolan a este Almería van in crescendo, quizá por el deficiente estado físico actual de la plantilla. Es difícil de aseverar sin pruebas concretas, pero a los hechos sobre el terreno de juego me remito.

En la segunda mitad, mientras el rival presionaba en campo contrario hasta con seis efectivos, ahogando cualquier intentona de los azules (no sé por qué no se utilizó la casaca rojiblanca) en busca de un juego más elaborado (en Segunda suena a chino), los de Guti se conformaban con mirar a distancia a los adversarios mientras hilvanaban una jugada desde su propia área, que a la postre finalizó en gol. Así, casi toda la segunda mitad. Todo esto genera, a la larga, inseguridad y pérdida de confianza. ¿Hay órdenes de no presionar? ¿El estado actual de los jugadores no lo permite durante todo el choque?

Me inclino por una respuesta negativa a la última pregunta. El físico no se mide por un apretón al final, sino por la chispa necesaria para disputar un balón dividido, además de permitir un ritmo constante, repito, constante, durante los 95 minutos. En la campaña anterior Fran Fernández tuvo a un gran aliado, el preparador físico Víctor Fortes. El técnico almeriense quiso contar con Fortes para su proyecto en Alcorcón, pero el preparador permaneció en Almería, formando equipo con Óscar Fernández. Cuando se rubrica la venta de la entidad y se anuncia la llegada de Emanuel con todos sus colaboradores, preparador físico incluido, tan solo faltaban dos semanas para el inicio de liga. ¿A qué recordaba la intensidad de las primeras jornadas con los jugadores que iniciaron la pretemporada? Obviamente a la energía del curso anterior. Albacete, Huesca o Las Palmas, fueron arrasados por un vendaval de fuerza física. Y si no, buscad en YouTube las declaraciones de Pepe Mel tras el partido disputado en el Estadio Insular. ¿Qué queda de todo aquello? Un solar. Da la impresión de que se ha ido descuidando el aspecto físico, además de relegar a Víctor Fortes a un segundo plano. Todo ello, aderezado con la entrada de los nuevos jugadores, que apenas pudieron realizar la pretemporada, da como resultado un conjunto con un físico incapaz de igualar a otros equipos como Elche o Albacete que han ido de menos a más.

Ni la presión por ascender, ni la llegada del mercado de invierno, que en teoría debe estimular las ansias por ganarse un puesto, ni nada; el mal puede tener su origen en el estado físico que, aun teniendo en nómina a Fortes, se ha descuidado. Ni Messi en el Mundial de Brasil pudo brillar por estar sin chispa y desfondado. No se está perdiendo, quizá porque la calidad, que está ahí, equilibra la referida carencia. Que no venga ahora Guti con milongas en rueda de prensa, aludiendo a un resultado justo. No se lo cree ni él. Mejor sería que analizara el porqué del rendimiento de los primeros partidos.

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