La obligación no es debilidad
UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
Sin esa mentalidad guerrera, capital en esta categoría, de nada valen los mejores esquemas de juego, ni siquiera algún acierto individual
El Almería inicia el lunes su preparación para el duelo ante el Zaragoza

Rubi sabía lo que le esperaba en Éibar. Conocía la intensidad y presión de su rival y la fiereza con la que disputaban las segundas jugadas. No lo digo yo, lo comentó el propio entrenador al término del choque. ¿Y aun con todo en los primeros compases se decide sacar el balón jugado desde atrás? ¿Cuando el contrario está más fresco y te aprieta más si cabe? ¿Consecuencia? Presión muy alta del rival, robo del esférico y gol encajado.
Parece mentira, pero lo que se sabía y Rubi podía haber evitado, ocurrió. Y se podía haber evitado si el técnico rojiblanco hubiese ordenado avanzar a campo contrario de otra forma durante esos primeros minutos de más agobio que, a la postre, decidieron el choque. Pero como esta UDA va sobrada, como el propio entrenador, se intenta sacar el balón jugado como si el Almería estuviera al nivel técnico de un grande de Europa. ¿Cabe, a sabiendas, mayor ineptitud?
Ni ese peor comienzo posible cambió el decorado. El Eibar continuaba con esa presión agobiante desde el área visitante mientras el Almería se dedicaba a esperar a su rival con la mirada cuando le tocaba defender, sin amago alguno de presión o agresividad, como si fuera goleando. Solo Suárez arengaba a sus compañeros de vez en cuando para incomodar a los contrarios, pero todos ellos parecían estar por otra labor, ante los continuos enfados del colombiano.
Málaga y Eibar, la cara y la cruz
Quien desee comprobar todo esto que suena demasiado básico, pero que fue la clave del desastre en Eibar, que visione esa primera mitad de nuevo. Desde luego, ver disputar cada balón al Málaga hace una semana y ver a este Almería en Ipurúa, fue de lo más antagónico. Para rematar la faena, Rubi admitió que no pudieron igualar a su rival en ritmo y agresividad. Escucho esa declaración una y otra vez y no me la creo. Se puede admitir que tu oponente tiene más talento o acierto ese día, pero ¿que unos profesionales no den lo máximo de su esfuerzo se admite como una debilidad?
Míster, no sé quién estuvo peor, si sus jugadores o usted en rueda de prensa. Parecía que quienes se jugaban entrar en la pomada del ascenso eran los eibarreses en vez de los almerienses. Sin esa mentalidad guerrera, capital en esta categoría, de nada valen los mejores esquemas de juego, ni siquiera algún acierto individual. El hecho de tener que estar a la misma altura de ese ritmo e intensidad deficiente a la que aludió el técnico es innegociable. Y no ya por el aspecto moral de unos jugadores profesionales, sino porque se demostró durante la buena racha que una de las claves de estar tantas jornadas imbatidos vino del espíritu que inculcó Baba con su agresividad, secundado por Gui en las pocas apariciones del portugués.
Sin esa mentalidad en una categoría como la Segunda, de nada sirve que un servidor redacte mil líneas sobre la ubicación de unos y de otros o de aciertos o errores puntuales, intrínsecos de este juego. Igualando esa intensidad que Rubi convirtió en debilidad en vez de obligación, este Almería sí que es superior a gran parte de sus rivales, porque posee el talento del que otros carecen.
Ahí tenemos al mismo Eibar, que para vencer por la mínima a un Almería que fue en segunda marcha de fiereza y ambición, le costó sangre, sudor y hasta lágrimas. Quedan jornadas para lo mejor, pero no sé si después de escuchar al entrenador excusar lo inexcusable, el técnico podrá revertir la insólita desidia de sus jugadores y la de él mismo en esa rueda de prensa insólita que ofreció.
También te puede interesar
Lo último