El indomable Dion Lopy
UD ALMERÍA
El centrocampista senegalés se gana a la grada con su despliegue en el campo y sus apoteósicas celebraciones de las victorias
Rubi, de récord en récord
Almería/Dion Lopy se ha metido en el bolsillo a la afición de la Unión Deportiva Almería. En su segunda campaña vistiendo la elástica rojiblanca, y pese al trauma que supuso el descenso, circunstancia que dejó su futuro en el alero, el centrocampista senegalés se está convirtiendo en uno de los jugadores predilectos de la grada del Estadio de los Juegos Mediterráneos debido a dos facetas: su ya conocido gran despliegue sobre el terreno de juego, abarcando buena parte de la medular, y su no tan explorada vena de 'showman' a la conclusión de los partidos, con celebraciones antológicas que hacen las delicias de los seguidores.
A nivel deportivo a estas alturas está casi todo dicho de un jugador que fue firmado procedente del Stade de Reims francés como un semidesconocido para el fútbol español y que el año de su debut en Primera, con apenas 22 años de edad, dejó actuaciones sobresalientes en Montjuic y particularmente en el Santiago Bernabéu, llamando la atención del propio FC Barcelona, que se interesó por sus servicios, y de varios clubes de la Bundesliga alemana. Internacional por Senegal, la UDA logró retenerlo el pasado verano gracias al contrato de larga duración que rubricó (caduca en junio de 2029) y está siendo uno de los pilares de Rubi en el equipo que lidera actualmente la Segunda División.
Tanto es así que el mediocentro de Bambilor es un indiscutible en la media del conjunto indálico. Tiene la virtud de mejorar las condiciones del compañero de turno, que con Lopy al lado suele incrementar sus prestaciones. Ha compartido el doble pivote indistintamente con Iddrisu Baba, Gui Guedes, Édgar González, Gonzalo Melero, Lucas Robertone y, más recientemente Rubén Quintanilla (el canterano estrenó titularidad liguera en Córdoba), e indistintamente del nombre y apellidos de su acompañante, siempre ha cuajado brillantes actuaciones, multiplicando esfuerzos en el balance defensivo y distribuyendo con criterio la pelota, si bien a veces arriesga más de la cuenta en la salida de balón y genera micro infartos en el graderío.
Lopy juega al fútbol como disfruta de la vida y eso se percibe en sus curiosas celebraciones tras cada victoria. Esa vertiente suya era desconocida el curso pasado, más que nada porque el equipo apenas ganó (tres pírricos triunfos) y no estaba el horno para bollos, pero ahora disfruta del buen momento actual. Cuando el árbitro señala el final del encuentro y la UDA ha sumado los tres puntos de turno, no es extraño ver a Lopy acudir a algún rincón del Estadio y ponerse a dar saltos con una alegría desbordada y contagiosa que ya ha contaminado a los propios seguidores, quienes buscan su reacción al término de cada partido y también cuando el equipo celebra algún gol importante.
Los hinchas más jóvenes ya lo catalogan como el 'cabra' de los festejos (derivado del término anglosajón 'goat') de forma cariñosa. También ha sido un descubrimiento para el vestuario, que cada vez valora más las condiciones deportivas y humanas del futbolista africano. Con diecinueve duelos disputados sobre veintidós posibles, Rubi ha encontrado en Lopy el pegamento que le está dando solidez a una media que empezó dubitativa y poco a poco fue tomando las riendas en la sala de máquinas.
Son más de 1.400 minutos sobre el verde y un gol importante, el anotado para empatar en Elche, iniciando así la remontada final culminada por Luis Suárez. Así es el 'indomable Dion Lopy', nacido en la pequeña villa dakariana de Bambilor (poco más de 3.000 habitantes y hermanada con Manresa) un 2 de febrero de 2002 y está dispuesto a devolver al equipo a Primera División.
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