Gui Guedes, opción a explorar por Rubi en una media que no carbura

Almería/Entre los muchos problemas que arrastra la UD Almería en este inicio de curso, uno de los más graves se localiza en el centro del campo. La sala de máquinas rojiblanca ni elabora juego ni tampoco lo destruye, factor capital en el agujero que tiene el equipo en la retaguardia y las facilidades que ofrece a los rivales jornada tras jornada para plantarse ante la portería defendida por Luis Maximiano. Rubi ya ha probado en la medular varias combinaciones, empleando en ellas indistintamente a Gonzalo Melero, Lucas Robertone, Édgar González, Dion Lopy o Iddrissu Baba (el ghanés saliendo siempre en la segunda mitad), pero hasta la fecha ninguna ha convencido.

Como quiera que al canterano Marcos Peña se le dejó marchar al Marbella con la idea de que dispusiera de minutos en Primera Federación para no cortar su progresión, en la plantilla quedan pocos perfiles puros de pivote posicional, esa figura que a las órdenes de Rubi tan bien interpretó César de la Hoz el año del ascenso. Se necesita músculo en la zona ancha y parece obvio que en próximas jornadas Baba podría ir cobrando mayor protagonismo, pero existe otro jugador en el plantel indálico que aguarda su oportunidad. Se trata de Guilherme Borges Guedes, 'Gui Guedes'. El mediocentro luso continúa trabajando en silencio en los entrenamientos esperando a que Rubi confíe en él. Todavía no se ha estrenado este curso, pero pronto podría llegarle la alternativa, a tenor de la situación actual.

Gui, que llegó a la UDA en la campaña 2022-2023 procedente del Vitoria de Guimaraes, debutó a las órdenes de Rubi el 13 de noviembre de 2022 coincidiendo con la eliminatoria de Copa del Rey disputada en Galicia ante el Arenteiro. Aquel día, bajo un diluvio incesante en el campo de Espiñedo, Gui entró en el terreno de juego a los 58 minutos y lo cierto es que dejó buena impresión, aportándole empuje a un equipo sin fuelle, si bien el Almería acabó siendo apeado al caer por 2-0. No volvió a tener minutos ese curso, siendo cedido al Club Deportivo Lugo en el mercado invernal para curtirse. En la ciudad amurallada disputó 13 partidos (8 de ellos como titular), viendo tres tarjetas amarillas y una cartulina roja, cifras que hablan del carácter indómito del portugués, lo más parecido que puede tener el actual plantel a su compatriota Samu Costa, salvando las lógicas distancias.

El curso pasado militó cedido en el filial del Oporto y siguió curtiéndose para regresar más maduro, ya con 22 años de edad. En un equipo al que le cuesta cerrar los pasillos interiores y correr hacia atrás, sus prestaciones podrían servir de ayuda para lograr el equilibrio que ansía Rubi y evitar que se le parta en dos con demasiada facilidad. El técnico catalán se encuentra sumido en un momento difícil porque asume que esta vez llevó la voz cantante en la confección del equipo (en su presentación ya dijo que esta vez iba a tener mayor protagonismo en la toma de decisiones) y hasta el momento no está funcionando.

Antes de la pretemporada hubo una reunión en la que se asentaron los pilares de lo que iba a ser el aterrizaje en Segunda en busca de volver a Primera lo antes posible. Ese día algunas personas dentro del club le aconsejaron a Rubi que prescindiera de una serie de perfiles que no habían dado el rendimiento adecuado ni parecía que pudieran reflotar. El de Vilassar se negó, convencido de que podía recuperarlos para la causa, y ahora está abriendo los ojos y dándose cuenta de que muchos futbolistas están ya amortizados como rojiblancos. Seis puntos sobre veintiuno posibles están empezando a cambiar su perspectiva de las cosas y tampoco es descartable que empiece a mirar con menos recelo a la cantera, donde jugadores como Rachad Fettal ya han demostrado que pueden sacar las castañas del fuego en un contexto determinado.

El único movimiento del verano que no contó con el visto bueno de Rubi fue la marcha de Largie Ramazani al Leeds United inglés, pero también la entendió como inevitable para cuadrar las cuentas de la entidad, extremo desvelado en una rueda de prensa. Recibió asimismo de buen grado la noticia de que Nico Melamed ya estaba contratado como agente libre (a cambio, eso sí, de un suculento contrato de alrededor de 2 millones de euros brutos anuales) e indicó que lo único que le faltaba como guinda al pastel era un extremo rápido con perfil similar al del belga, que no se encontró en el mercado, asumiendo del mismo modo que Rachad y Marezi quedasen como relevo para Luis Suárez. Ahora le toca articular soluciones durante los tres próximos meses, al menos hasta que con la apertura de la ventana invernal de fichajes la dirección deportiva pueda soltar lastre y hacer retoques necesarios, un trimestre que se le puede hacer muy cuesta arriba en caso de no dar con la tecla.