El examen de Turki
UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos
Este tiempo de parón debería servir en el seno de la UDA como reflexión y planificación de la siguiente campaña
El próximo curso apenas habrá excusas para estar peleando por el ascenso desde el principio
Arribas regresará al lugar de su debut en Primera División
El Almería visitará el estadio donde comenzó a culminar el ascenso
Almería/Todo este tiempo de parón, por compromisos de la Selección y por la final de Copa, que ha concedido el calendario a los equipos de la máxima categoría debería servir en el seno de la UDA para dos cuestiones: en principio, como reflexión y planificación de la siguiente campaña, una vez consumada de forma más que virtual la vuelta a Segunda. Además, para saber que durante la próxima temporada no habrá parón alguno, pues en la categoría de plata el fútbol no para.
Por ello, mejor que ahora, con todo el tiempo del mundo, se planifique la siguiente estructura de una UDA que bien podría cumplir aquel lema de dar un paso atrás para impulsarse dos hacia delante. Se dispondrá de economía suficiente para no tener que descubrir a los nuevos Rioja o Corpas, debido al cuantioso beneficio que a buen seguro se obtendrá de la actual plantilla y del ventajoso presupuesto concedido a los conjuntos que descienden de Primera.
Por lo tanto, apenas habrá excusa de cara al próximo curso para estar peleando por el ascenso, tan sólo una competición tan imprevisible y traicionera como la Segunda podría privar a la siguiente UDA de ascender en el próximo intento, pero nunca de estar en el momento clave de la campaña entre los seis primeros clasificados. ¿Cuál será el modelo a elegir esta vez? ¿Se apostará de nuevo por promesas extremadamente jóvenes para intentar ser un equipo con talento? ¿O por el contrario se cambiará el referido modelo para procurar, en la medida posible, asegurar entre comillas el ascenso?
La UDA de Turki nunca se caracterizó por ser un conjunto aguerrido, físico, con tintes veteranos y experimentados, sin embargo siempre se pidió por parte de la presidencia resultados inmediatos y evolución positiva. Algo no cuadra en esa ecuación, pues un jugador prometedor, promete, no asevera. Lo que sí concede son futuros emolumentos, política estrella del club para crecer, pero en rara ocasión para exigir inmediatez en cuanto a los resultados se refiere.
¿Cuánto hubiese dado Turki por estar en la noche de este sábado en el estadio de la Cartuja junto al Rey de España, por ser el mandatario de uno de los finalistas de Copa? Apostaría que media vida, pero con el modelo que se sigue le va a costar. El fútbol es cada vez más físico, sin estar exento del talento correspondiente, por eso un equipo como el Mallorca puede colarse en una final de Copa sin renunciar a varios de los jugadores que hace tres temporadas lucharon contra la propia UDA por ascender a Primera.
Juventud y talento versus veteranía y físico. Lo primeo da rédito, lo segundo te puede llevar a cotas más altas de un modo sostenible a través de las temporadas. El quid de la cuestión estaría en aunar ambos modelos. Tiempo y dinero habrá para preparar el examen de la próxima campaña, empezando por el perfil de entrenador a elegir. Un equilibrio de lo expuesto en esta acta sería lo más recomendable, pero quienes estén al mando de las operaciones deberían hilar fino por su bien y el del propio proyecto.
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