El equilibrio en la medular, el gran reto de Rubi para reencontrarse con la victoria

Con solo dos de los últimos nueve puntos en juego, el Almería ha pasado la fase de euforia que vivió durante la racha de catorce jornadas seguidas sin conocer la derrota en la competición liguera. Aquel tramo, en el que se vio la mejor versión de un equipo con el piloto automático para pasar de los puestos de descenso al liderato, ha dejado una resaca que comienza a dejar secuelas. No desde el punto de vista clasificatorio, ya que el equipo ha recuperado una posición tras la derrota del Elche, a la espera del resultado del Levante este lunes. En la segunda plaza de ascenso directo, el Real Racing ha abierto una pequeña brecha de cuatro unidades.

Los cántabros, con un balance de dos meses sin ver portería y una crisis de resultados, han vuelto a la senda de la victoria. Un camino que el Almería buscará en un mes de febrero que arrancó con el empate contra el Real Oviedo. En una cita contra un rival directo, los de Javi Calleja volvieron a evidenciar las carencias de los rojiblancos. Con Ilyas Chaira y Alemão como referencias en ataque, la defensa local no supo controlar las internadas de los dos futbolistas.

Con algunas salvedades, la facilidad con la que se partió nuevamente el equipo recordó al primer tiempo de Albacete. Un viaje al pasado que centra las miradas en la medular. El doble pivote formado por Dion Lopy y Lucas Robertone no acaba de asentarse. El mejor compañero del mediocentro senegalés fue Iddrisu Baba pero, con el ghanés fuera de las ecuaciones hasta el curso que viene, Gui Guedes y Gonzalo Melero desempeñaron bien su papel.

La cuestión es que, sin la preponderancia de sobre el tapete de Lopy, no hay ninguna otra figura que acabe de consolidar estabilidad en la sala de máquinas. Esa figura de un pivote único, que fue la clave para cambiar el rumbo de la temporada, puede ser la solución de Rubi. El reciente fichaje de Selvi Clua es, precisamente, un futbolista que puede adaptarse como mediocentro más posicional, aunque lo lógico sería ir dándole minutos con un acompañante a la misma altura en sus primeras apariciones.

El sistema, a debate

Con este escenario, otra pregunta es el margen de maniobra que existe con el actual sistema. El 4-4-2, cuyo éxito ha sido más que evidente, puede mutar en las próximas jornadas. Si el técnico de Vilassar de Mar apuesta por Clua en la base, las posibilidades en los dos puestos de interior aumentan, desde posicionar a Dion Lopy o Gonzalo Melero con más protagonismo en campo rival o apostar por perfiles más ofensivos como Sergio Arribas, Nico Melamed o Arnau Puigmal.

El gran caballo de batalla para Rubi es cómo darle sentido al equipo con un evidente exceso de futbolistas que pueden jugar por la derecha (Pozo, Puigmal, Baptistao o Arribas) y sin ningún perfil de garantías por la izquierda, con Melamed o Lázaro fuera de sus posiciones ideales. En algunos encuentros a domicilio, Centelles ha actuado doblando el lateral. No obstante, esto puede ser un quebradero de cabeza para el cuerpo técnico, que siempre parece estar condicionado a la hora de plantear las alineaciones desde ese sector.