Un triste final para un Almería de Segunda División

UD ALMERÍA | CONTRACRÓNICA

7.874 aficionados acudieron al Power Horse Stadium para presenciar la defunción de su equipo

Los únicos aplausos que se escucharon en el feudo indálico fueron por la expulsión de Jonathan Viera

El Almería desciende a Segunda sin un ápice de dignidad ni amor propio (1-3)

El Almería pide perdón a su afición y promete trabajo para volver a Primera

Los futbolistas rojiblancos, cabizbajos en el banquillo tras la finalización del encuentro. / Javier Alonso
Aarón Martínez

28 de abril 2024 - 18:58

Almería/El Almería es equipo de Segunda División. Desde hace varios meses, los aficionados rojiblancos fueron interiorizando una noticia que, no por esperada, sigue siendo difícil de asimilar. Después de un ascenso histórico hace dos temporadas y una permanencia agónica en la pasada campaña, los suministros de emoción acabaron agotados para presenciar un final de la historia tan triste como desalentador.

7.874 aficionados acudieron al Power Horse Stadium para presenciar la defunción de su equipo. La peor entrada de la temporada con muchos seguidores hastiados con la situación que no asistieron a un duelo con el final escrito y otros que no fueron con el inicio de las comuniones y las Cruces de Mayo.

El arranque de este enfrentamiento estuvo marcado por el bajo ritmo de dos equipos que daba la sensación de que no se jugaban nada. Los rojiblancos, desde el comienzo, no se acercaron a la versión que tuvieron contra el Villarreal. Sin ninguna victoria en casa en todo el curso, la sensación en el estadio era que tampoco iba a llegar en este duelo contra el Getafe.

Adri Embarba pugna por un balón con Djené. / Javier Alonso

La cosa se complicó sobre la media de hora de juego cuando una pérdida de balón de Dion Lopy acabó en el primer tanto de Mason Greenwood. El público, que se encontraba adormecido, solo necesita un mínimo estimulo sobre el terreno de juego para cargar su ira contra un objetivo. En este caso, el perjudicado fue el centrocampista senegalés, cuya parsimonia fue replicada con pitos cada vez que tocaba el balón.

Pepe Mel, que avisó en la rueda de presa previa al encuentro que el primer mensaje que le daría a sus futbolistas era no bajar delante de su gente, tomó la decisión de sustituir al centrocampista en el descanso. Antes del entretiempo, el Almería tuvo tiempo para igualar el encuentro con el gol del Choco Lozano, que volvió a ver portería por segunda jornada consecutiva, cumplió con la ‘ley del ex’.

Sin embargo, cuando mejor se encontraba sobre el verde el cuadro unionista, llegó el segundo golpe de los madrileños. Algo que ha sido una tónica durante todo el curso y que refleja la fragilidad de un plantel que se desmorona como un azucarillo a las primeras de cambio. Porque el nuevo gol del extremo inglés solo fue el preámbulo del tercero gol, obra de Jaime Mata. En ese momento, la grada, que hasta entonces no había acabado de explotar, comenzó a dedicarle cánticos a unos jugadores que solo esperaban el pitido final.

La afición reprocha a Lucas Robertone y Luis Suárez el descenso de categoría. / Javier Alonso

Quizás la imagen más reseñable del último tramo del encuentro fue la expulsión de Jonathan Viera. El único momento de unanimidad entre los aficionados que aguataron sin irse con una ovación al canario en la que el respetable hizo un gesto más de cara a la próxima temporada que por la acción en sí. No deja de ser curioso que los únicos aplausos que se escucharon en el feudo indálico fueran por una roja un futbolista local.

Cuando Cuadra Fernández decretó la finalización del encuentro, el segundo peor equipo de la historia de Primera División encaró el túnel de vestuarios con la confirmación de que esa camiseta será de Segunda División el próximo curso. Solo Lucas Robertone y Luis Suárez dieron una vuelta por el estadio en el que los pocos aficionados que quedaban siguieron reprochando el dantesco año vivido.

En cambio, otros jugadores prefirieron quedarse en el banquillo, mientras que otros se fueron al vestuario rápidamente. En resumen, la imagen de un plantel que no ha estado a la altura esta campaña ni en el aspecto deportivo ni tampoco fuera del campo. Contra el Getafe se acabó certificando el descenso, pero este equipo es de Segunda desde hace varios meses. Ahora todavía restan cinco jornadas para finalizar una temporada que pasará a ser una de las peores de la historia de la Unión Deportiva.

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