UD ALMERÍA | LA PREVIA
El desembarco a Cartagena, el nuevo reto de un Almería en estado de gracia
Real Oviedo - UD Almería I La crónica
La margarita se deshojó a falta de hora y media para el comienzo del encuentro (adelanto en redes sociales por este diario) y nos encontramos con Sadiq en el Carlos Tartiere. Lástima que haya vuelto con el equipo en la tercera posición, lástima que el Eibar ganara en la recta final al Huesca, lástima que la lista de ausencias todavía sea larga... En fin, lástima de mes de enero.
Cerraban los rojiblancos su mes nefasto en el Carlos Tartiere, un estadio que les iba a exigir todo lo que adolencían en los últimos partidos: concentración inicial, minizar fallos defensivos y buena puntería. Las bases del Almería de Rubi, puestas con esmero y mimo en una primera vuelta espectacular, habían desaparecido de un plumazo con el año nuevo. Al equipo no se le había olvidado jugar, pero sí se le notaba huérfano de un líder goleador y éste iba a comenzar el encuentro en el banquillo a la espera de ver cuándo se quitaba el chándal y ponía las espinilleras.
Con una piña, concienciándose de que éste debía de ser el punto de despegue, los hombres de Rubi se plantaron sobre el césped carbayón. Un buen síntoma, el equipo no tiene los problemas de egos de temporadas anteriores, sino que ha sido víctima de un cúmulo de infortunios que no hay líder o aspirante que lo soporte. De hecho, en Oviedo seguían faltando hombres importantes, que aportarán parte del picante que le está faltando a los rojiblancos en esta fase del campeonato.
Si no era tabasco, sí que por lo menos una guindilla trató de echarle el Almería al comienzo del encuentro. Pero con el paso de los minutos, resultaría dulce. El equipo se plantó en el Tartiere mejor que en choques anteriores, tratando de mantener la presión alta, aunque no todavía cono la contundencia atrás necesaria. Lo tanteó el Oviedo y encontró agua por el centro de la defensa, pero el palo de Fernando evitó que Borja Sánchez celebrara el gol. Fallos impropios de ese Almería fuerte y seguro, que tiembla ahora atrás como una gelatina.
A partir de esa primera acción carbayona, empezaron las dudas. El Oviedo mordía y los rojiblancos perdieron varios balones peligrosos en la zona de tres cuartos. A los de Ziganda se les veían las ideas más claras, permitían al Almería tocar en su campo y en cuanto veían que se liaban, pierna fuerte. Dos caras rojiblancas en menos de 20 minutos, aquí empieza a haber algo más que mala suerte, la mente comienza a fallar.
Pedía Rubi no encajar esta vez primero, pero no está el Almería ahora para confiar en él. Si en el remate de Borja Sánchez al palo dio facilidades, Bastón no se creía cómo tuvo tiempo, en el punto de penalti y más solo que la una, para no conectar un primer remate, pero sí fusilar con el segundo. Puede tener bajas el Almería en ataque, pero no es normal cómo se ha caído todo el entramado defensivo. Aquí hay algo más que simple chapa y pintura.
Los de Rubi ya no daban una a derechas, eran un equipo roto. Era más importante no encajar el segundo antes del descanso que buscar el empate, porque esto era una quimera. Sadiq saltó a calentar para ver si el panorama cambiaba. Ni los equipos de la zona baja habían dejado una imagen tan endeble, tan mala en la primera parte. De hecho, el Oviedo venía de caer 4-0 ante el Tenerife y días después superaba a base de intensidad a un Almería que, si no daba un cambio de 360 grados, iba camino de hacer también historia en cuanto a números negativos.
El único clavo al que agarrarse, 45 minutos por delante con Sadiq ya de corto. Debía de hacer magia el nigeriano para cambiar la imagen rojiblanca, pero más que a su fútbol, el Almería debía encomendarse a la fe en su goleador. Poco cambió la cosa. Puede ocupar mejor los espacios y manejar mil y un concepto táctico, que sin intensidad, este equipo está perdido. Y no la tiene y lo peor es que no sabe como recuperarla. Hasta el minuto 60 no se produjo el primer disparo del Almería a palos, gracias a un buen inicio de jugada propiciado por Sadiq.
De la única medio buena jugada rojiblanca a otro error de bulto atrás. De un paradón salvador ovetense a permitir una carrera de campo a campo de Pierre y gol en propia puerta de Babic. Que el despeje entrara en propia puerta sí que es mala suerte, los 67 minutos anteriores no. Son el reflejo de un equipo que ahora mismo no cree en sí mismo, que ha perdido la autoestima y se ha dado cuenta que es uno más. Y después de estar en el cielo, volverte terrenal cuesta mucho.
Con esta derrota, que no fue ni dolorosa, se acaba el mes de enero, que comenzó liderando la tabla y acaba dando sensación de aspirante al descenso. Para no tirar de tópicos, la cosa pinta tan fea como la sexta ola de la Covid-19 y sólo queda confiar en que llegue pronto la meseta.
Oviedo: Femenías, Costas, Luismi, Viti (Sangalli, 78'), Bastón (Lucas, 90'), Borja Sánchez (Jirka, 90'), Dani Calvo, Jimmy, Obeng (Mier, 68'), Isaac y Pierre.
Almería: Fernando, Pozo (Nieto, 75'), Centelles, Iván Martos (Arnau, 45'), Babic, De la Hoz, Samú Costa, Robertone (Appiah, 75'), Ramazani, Portillo (Portillo, 45') y Juan Villar (Curro. 63').
Árbitro: Iglesias Villanueva, del comité gallego. En el VAR estuvo Ocón Arráiz, del comité riojano. Amarillas: Luismi, Robertone, Iván Martos, Jimmy, Ramazani.
Gol: 1-0 Bastón (24'). 2-0 Babic, en propia puerta (67').
Incidencias: Partido de la vigesimoquinta jornada del Campeonato Nacional de la Liga SmartBank disputado en el Carlos Tartiere.
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