UD ALMERÍA | LA PREVIA
El desembarco a Cartagena, el nuevo reto de un Almería en estado de gracia
UD Almería
La temporada 2020-21 ya es historia. Interminable, imborrable (para mal por el tema del coronavirus), pero que deja muchas enseñanzas que deben de ser la base de la campaña que comienza en menos de un mes.
El ambicioso proyecto de Turki Al-Sheihk, que llegó a por el ascenso sí o sí a la máxima categoría, se ha estrellado con la realidad deportiva: los fichajes millonarios no hacen equipo. Por contra, en lo social y lo humano el jeque sí que ha colaborado con una ciudad que le está agradecida.
La llegada de Turki Al-Sheikh trajo consigo el desmantelamiento del grupo que, mal que bien, había confeccionado Alfonso García: jugadores y el cuerpo técnico de Óscar Fernández. Es normal que una persona nueva apueste por su gente, pero no que se desprenda de futbolistas valiosos, que demostraron en las primeras jornadas que valían para Segunda División.
De hecho, el bajonazo con Pedro Emanuel se produjo cuando cambió el once continuista por el once millonario. Lo normal, y a buen seguro lo que le pedía el cuerpo al portugués y que pudo costarle el despido, era haber mezclado ambos bandos: experiencia en la categoría con la calidad de los fichajes veraniegos.
Por más que uno intente buscarle sentido a la salida de jugadores como René o Sekou (además de otros tantos) en enero, no lo va a encontrar. El Almería perdió su columna vertebral y se trajo a futbolistas que apenas han aportado. El equipo perdió potencial en su once titular y en el banquillo había recursos demasiado jóvenes para echarse el peso de los partidos a sus espaldas.
De hecho, los que salieron han sido titulares en sus equipos (René en Ponferrada, Sekou en Fuenlabrada, Gaspar ha fichado por el Cádiz en Primera...), mientras que los que llegaron se les recuerda más por sus fallos (los penaltis de Costas o la poca seguridad de Sivera cuando ha tenido oportunidad) que por sus aciertos. Fran Villalba es la excepción que confirma la regla.
Hay quien considera que han sido cinco, porque meten a Óscar Fernández en el saco, y otros que cuatro entrenadores los que han pasado por el banquillo rojiblanco. Sean los que sean, la dirección deportiva en este terreno ha sido un despropósito. No es normal cesar de forma fulminante a Pedro Emanuel cuando el equipo marcha segundo en ascenso directo y apostar por Guti, un entrenador de estilo totalmente diferente y sin experiencia alguna en Segunda.
Tampoco es demasiado sensato echarle el muerto al tándem del filial Mario Silva-Nandinho, para luego designar a José Gomes, que apenas ha tenido tiempo de preparar los play off. Sus decisiones tácticas en Montilivi tampoco fueron acertadas, aunque es cierto que el equipo venía cuesta abajo y sin frenos en lo físico, además de perjudicado por el coronavirus.
Como ha pasado en otros proyectos de petrodólares del fútbol español, a los mandamases les gusta llamar la atención y en el Almería ha habido varios detalles esta temporada que no han gustado por la carga egocéntrica que llevaban: la enorme pancarta con la cara de Turki que se desplegaba en el fondo, un grupo de aficionados con banderas nuevamente del saudí que se hizo habitual desde el partido en Fuenlabrada, la mascota y el himno referente a un león, que nada tiene que ver con Almería ni con el Almería... Su llegada y su desembolso tuvieron la parte buena de ilusionar nuevamente a una afición desencantada tanto por el equipo como por las promesas de nuevo estadio, Ciudad Deportiva y demás inversión, que todavía no empezado a ejecutarse. Proyecto de ello, espectacular, sí que hay.
Todo lo deportivo queda en segundo plano tras el gran gesto de Turki al donar a la ciudad una importante cantidad de dinero. Además, la Fundación del club estuvo muy activa durante el confinamiento llamando a los abonados mayores, repartiendo por la provincia material...
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