El capcioso arbitraje en Cádiz y la inesperada unión del almeriensismo

UD ALMERÍA | Análisis

La afición se vuelca con el equipo y ya prepara un recibimiento de cara a la trascendental visita del Racing de Santander el domingo

La pérdida de un punto decisivo

Un miembro de seguridad de la UDA sujeta a un impetuoso Melamed tras ver la roja ya acabado el choque en Cádiz
Un miembro de seguridad de la UDA sujeta a un impetuoso Melamed tras ver la roja ya acabado el choque en Cádiz / Jesús Marín

Almería/Dice el refrán que no hay mal que por bien no venga. Los jugadores del Almería salieron la noche del viernes tocados anímicamente del Nuevo Mirandilla debido al arbitraje perpetrado por el colegiado vasco Palencia Caballero, pero la sensación de injusticia que se ha instalado entre la afición indálica ha provocado un efecto que, bien conducido por el club, podría resultar clave en el esprint final por lograr el ascenso a Primera vía promoción: la unión del almeriensismo. Hasta la fecha los seguidores rojiblancos veían con recelo la trayectoria de su equipo, con enormes problemas a domicilio, lo que se ha traducido en flojas entradas en el Estadio de los Juegos Mediterráneos en las últimas jornadas.

Eso podría cambiar el domingo con motivo de la visita del Racing de Santander. Los ánimos están caldeados tras lo que muchos califican como un 'atraco' sufrido en tierras gaditanas y esa ola está sirviendo para movilizar a la parroquia local de cara a un duelo trascendental para lograr plaza en las eliminatorias de play-off. Sin ir más lejos en redes sociales ya se está cocinando un recibimiento al equipo en la rotonda junto al Fondo Sur horas antes del inicio del encuentro, fijado para las 21:00 del domingo. Los cántabros vienen de igualar en casa ante el Real Oviedo (1-1) e instalados en el cuarto puesto de la tabla con 67 puntos, cinco por encima de los almerienses, por lo que todo apunta a un enfrentamiento de alta tensión.

72 horas después del partido la indignación continúa siendo patente, pues el arbitraje no solo facilitó la remontada cadista en el tiempo de descuento pese a aguantar la UDA con nueve efectivos sobre el terreno de juego toda la segunda mitad, sino que también condiciona el choque ante los santanderinos, que se perderán Kaiky, Langa y Melamed al ver la roja directa y tampoco podrá dirigirlo Rubi desde la zona técnica, igualmente expulsado. Cuando surge un 'enemigo' común todos cierran filas y es lo que está ocurriendo estos días en un vestuario del que el propio técnico admitió no caracterizarse precisamente por su "unidad".

En los días venideros va a resultar clave cómo se canaliza toda esta energía positiva emanada del viejo Carranza, donde los futbolistas mostraron un ejercicio de resistencia y sacrificio digno de encomio que debería servirles para subir la moral de cara al 'rouge' final. Todo ello sin olvidar la necesaria autocrítica para evitar situaciones que siguen penalizando bastante al equipo. En Cádiz, asumiendo que todo quedó condicionado por un arbitraje capcioso, hubo varias premisas a tener en cuenta:

  1. Con 1-1 en el marcador y habiendo nueve efectivos en el campo asfixiados por el titánico esfuerzo realizado, resulta contraproducente sacar un córner al área en busca del hipotético 2-1 porque una ley no escrita del fútbol señala que el contragolpe del adversario puede resultar letal, como efectivamente ocurrió, remontando los amarillos incluso cuando ya se había rebasado el tiempo de prolongación decretado por el árbitro.
  2. Viendo injusticias de semejante calibre se hace difícil controlar las emociones, pero la expulsión de Rubi, según recoge el acta "por protestar de forma ostensible una decisión arbitral, lanzando con fuerza sobre su banquillo una botella de agua", que él mismo admitió como la única justa del encuentro, pudo condicionar a su equipo en muchos aspectos clave del devenir de unos esquizofrénicos minutos finales. Conociendo su carácter, a buen seguro que está arrepentido. Un discípulo suyo de sangre caliente como es Luis Suárez, que lleva cinco jornadas apercibido de sanción aguantando ver otra amarilla, supo mantener la frialdad y evitar mayores daños colaterales.
  3. No se entiende que con el agotamiento que arrastraban los futbolistas el cuerpo técnico no agotase las cinco sustituciones. Es más, se mantuvo a Lopy (el jugador más tarjeteado de la categoría) sobre el campo pese a haber resultado amonestado en uno de los primeros lances del encuentro. Lo paradójico es que en el banquillo había un sustituto idóneo como Gui Guedes, que no llegó a disputar un solo minuto porque el quinto cambio nunca se hizo.
  4. Tras la expulsión de Rubi su amplio staff quizá no supiera interpretar lo que acontecía en el verde. En esos momentos de zozobra siempre debe haber alguien que mantenga la calma y ordene que el último córner se saque en corto o piense que tienen un último recambio para perder el tiempo que sea necesario, dándole así aire a los suyos. Eso no ocurrió y debe enfatizarse.
  5. Pese a la lógica impotencia, con el partido ya concluido no pueden darse actitudes como la que mantuvo Nico Melamed, que fue a buscar al árbitro y se ganó la expulsión "por encararse con el árbitro asistente de forma agresiva y gritarle ¡habéis hecho una puta mierda de partido!". La imagen de los miembros de seguridad del club en el campo intentando sujetar la furia de los jugadores no fue la más edificante.
Imagen de la afición indálica desplazada al Nuevo Mirandilla
Imagen de la afición indálica desplazada al Nuevo Mirandilla / Jesús Marín

La consecuencia de todo es que no solo se perdieron tres puntos en Cádiz, sino que ahora habrá que reconstruir buena parte del plantel para el decisivo envite ante el Racing. Lo bueno es es que ese día el equipo, silbado en varias ocasiones por su propia afición en las últimas jornadas, tendrá la corriente a favor desde la grada para intentar apoderarse de esa sexta plaza que tradicionalmente ha permitido subir a la máxima categoría porque quien la ostenta llega con la flecha hacia arriba y una trayectoria ascendente, curado de muchos espantos y, sobre todo, habiendo aprendido de sus errores. Los árboles no deben ocultar el bosque.

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