Carta del Director/Luz de cobre
Antonio Lao
Día de la Provincia, algo más que medallas
UD Almería
No se le vio un solo gesto de felicidad al marcarle al Alcorcón, pero la sonrisa que se dibujó en su cara el miércoles tras lograr su segunda diana consecutiva, valía por dos. Umar Sadiq empieza a atisbar portería y el Almería lo agradece. Seis de seis en dos partidos enmarañados gracias a sus goles. Puntos a los que se les da poca importancia porque los rivales están en la zona baja, pero de los que te acuerdas en las últimas jornadas si los has perdido.
El Almería no enamora en cuanto a juego. Después de una racha de partidos en los que se mostraba solvente, en los últimos está teniendo más problemas. Los rivales pegajosos, de presión alta y mucha carga física, incomodan de sobremanera a los de José Gomes, que no cejan en el empeño de rasear el balón en la salida. El equipo consigue romper casi siempre la primera línea de presión, pero en las inmediaciones del área rival le falta mayor pegada, menos manoseo de balón y más remate. Ante ello, Sadiq ha emergido como delantero oportunista, como el abrelatas que necesita el Almería para encarrilar los partidos. Otra cosa es los problemas que tienen los de Gomes, cuando se ponen por delante, incapaces de cerrar los duelos y afrontarlos de forma cómoda.
Gomes está cuidando en los psicológico a Sadiq, aunque físicamente le dé caña en los partidos. El africano notó el cambio drástico de país y de liga al principio de temporada y se le veía totalmente fuera de contexto. Ni su primer gol frente al Cartagena sirvió para que ganara confianza. El técnico lo ha ido defendiendo en las ruedas de prensa, incluso apostando que haría un mínimo de quince goles al final de año, y sus compañeros también han cerrado filas con él. Los abrazos hacia él al final de los partidos son imágenes icónicas de esta temporada. Y Sadiq está respondiendo.
No es Darwin, ni Charles, ni Negredo. Se trata de un delantero peculiar, de gran zancada y habilidoso para lo alto que es, que tiene margen de mejora si es capaz de superar el nerviosismo que le produce pisar área. La ansiedad por no fallar muchas veces le provoca caída, tropiezos, faltas y, sobre todo, estar casi permanentemente en fuera de juego. El gol en Santo Domingo fue así, pero el balón venía de un contrario. Lo normal es que el ariete descanse ante el Málaga, para llegar fresco al choque ante el Espanyol
También te puede interesar
FC Cartagena 1-2 UD Almería | Sala de prensa
Rubi: "Era un partido más difícil de lo que la clasificación dice"Lo último
Carta del Director/Luz de cobre
Antonio Lao
Día de la Provincia, algo más que medallas
No hay comentarios