El Almería se gripa en Albacete (2-1)

Almería/El motor del Almería se ha gripado. En Albacete los rojiblancos ponen punto y final al récord de catorce jornadas consecutivas sin ceder una derrota y, lo que más duele, ceden el liderato de Segunda ante el empuje de los perseguidores, que no han perdonado esta jornada.

Los de Rubi se echaron la siesta durante la primera parte en el Carlos Belmonte. Tanto es así que puede aseguarse sin margen de error que fueron los peores cuarenta y cinco minutos de los rojiblancos en toda la temporada. El equipo saltó al campo sin tensión competitiva, sin bajar al barro; en definitiva, sin ponerse el mono de faena, cualquier cliché es válido para definir la incomparecencia visitante sobre el verde.

En Segunda cualquier equipo que no aprieta, que no mete intensidad, se vuelve vulgar y es víctima propicia para el rival de turno. El Albacete supo aprovechar el regalo desde el minuto uno, siendo incisivo por los costados, particularmente por la banda defendida por Arribas y Pubill, que fue una autovía para Morcillo. A los dos minutos de juego una defectuosa cesión a Maximiano por poco la caza Juanma y solo unos minutos después Morcillo probaba fortuna con un disparo lejano que intentaba sorprender a un Maximiano adelantado.

Vagando en el campo sin rumbo, apenas inquietaron la meta contraria y cuando lo hicieron fue gracias a Luis Suárez, que regresaba al once tras cumplir sanción, devolviendo a Lázaro al banquillo. Los otros dos cambios introducidos de salida fueron Centelles y Melamed por Langa y Pozo (se notó mucho la ausencia del sevillano, que equilibra al equipo en las transiciones defensivas). El ariete colombiano dispuso de un remate de rebote tras un mal despeje de Jon García que casi sorprende a Lizoain y en la siguiente acción disparaba alto desde fuera del área.

El tercer acercamiento con la firma del Pichichi trajo como consecuencia el 1-0 del Albacete. Un saque de esquina a favor culmina con un misil de Suárez desde fuera del área que repele el larguero con violencia y mientras los locales salían en tromba a montar el contraataque solo Lopy quedaba en retaguardia para intentar frenar la acometida. El senegalés midió mal para despejar el balón de cabeza, facilitando la carrera por el costado de Morcillo, que se presentaba en el área y batía a Maximiano con un certero zapatazo al ángulo con su pierna zurda.

El Albacete obtenía el premio a los méritos contraídos. El Almería, en cambio, en vez de reaccionar se deprimió todavía más y solo la diosa fortuna evitó un abultado marcador al descanso porque en el 18' Maxi atajaba un disparo de Fidel a pase de Kofane, en el 37' el propio Fidel remataba fuera un córner en el que estaba libre de marca en el área, en el 39' Chumi taponaba un disparo de Juanma a la altura del punto de penalti tras asistencia de Rueda y en el 46' Melero sacaba bajo palos un disparo del propio Rueda a pase de Riki. Ningún otro equipo este año había llegado tanto y con tanta claridad al área indálica.

Rubi dejó en la caseta a Lopy, que arrastraba amarilla, para prevenir una hipotética expulsión, dando entrada en su lugar a Robertone. Como peor no podía hacerse, el Almería mejoró levemente en el inicio del segundo acto, con un inspirado Melamed, que puso a prueba los reflejos de Lizoain con un buen disparo buscando el ángulo desde la frontal y luego realizó otra intentona en busca de un empate que no llegó. También tuvo el 1-1 Arribas en un remate con la puntera tras recibir un buen servicio de Pubill.

La reacción, no obstante, quedó en espejismo porque pronto el Albacete mostró que no iba a conformarse con la ventaja por la mínima, pisando área con un cabezazo alto del central Jon García. El partido estaba por definirse cuando Robertone hacía pantalla en el área para frenar el avance de Riki junto a la línea de fondo y el colegiado decretaba penalti. Morcillo firmaba su particular doblete desde los once metros engañando a Maximiano.

En la recta final del encuentro una acción a balón parado nacida en un saque de esquina permitía al Almería recortar diferencias gracias a Robertone, que metía la pierna hábilmente entre una maraña de piernas para batir a Lizoain. Luego Luis Suárez reclamó penalti por un posible empujón, si bien el contacto se atisbó demasiado leve. En el 90' se fue en velocidad de los centrales y cruzó en exceso el esférico y en el 94, ya en tromba a la desesperada y acumulando hombres en el área Marezi cabeceaba al palo un buen centro de Puigmal que bien pudo significar el 2-2 y salvar los muebles.

Para colmo de males Pubill veía la quinta amarilla del curso en el último minuto y se perderá la próxima cita. Es buen momento para que la directiva asuma que los refuerzos invernales que aún no han llegado son necesarios para ascender. Tarde para olvidar y ahora toca centrarse en la visita del Real Oviedo el sábado al Juegos Mediterráneos.