UD ALMERÍA | LA PREVIA
El desembarco a Cartagena, el nuevo reto de un Almería en estado de gracia
UD Almería
Es de los tópicos más usados por los futbolistas cuando ven una tarjeta roja y la afición comprobó el pasado miércoles ante Las Palmas que realmente se sufre más desde la grada que en el césped. Bueno, en este caso desde fuera del estadio que en sus asientos de cada fin de semana.
El hiriente 0-1 ante el conjunto pío pío fue el primero disputado en el Mediterráneo que vieron peñistas y aficionados rojiblancos desde sus casas, bares o sedes de animación. Para más rabia y mayor dolor, vieron cómo Arcediano Monescillo les birlaba un gol legal a un Almería, que se hundió psicológicamente tras esto y en la segunda parte tuvo un querer y no poder. “Si yo estuviera ahí animando...”, pensaba más de uno mientras se comía las uñas y apretaba con fuerza su bufanda. Posiblemente el arbitraje hubiera sido otro, probablemente los jugadores hubieran sacado fuerzas de flaqueza para conseguir tres puntos que hacían mucha falta.
No pudo ser. Aunque las sensaciones durante el partido fueron raras, parecía más un partido de la Selección Española que del Almería, el dolor tras el pitido final sí que fue intenso. No podía ser peor el debut en un Mediterráneo vacío, por exigencias del protocolo de seguridad. La afición confía en que la situación sanitaria mejore y en los últimos partidos pueda volver a su vomitorio de tribuna, su pasillo de preferencia o su asiento de fondo. Desde allí, se sufre igual, pero las palmas, los cánticos y algún que otro grito, desahogan. Y que Arcediano se atreva a anular otro gol legal.
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