El VAR escribe el epitafio del fútbol en el Mediterráneo

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Segundo atraco al Almería ante el Leganés, ayer con un penalti que se inventa el videoarbitraje

Los pepineros se quedan con diez también de forma injusta, lo que no justifica el atropello cometido por los árbitros

Vídeo resumen del partido

Los jugadores rojiblancos protestan a López Toca después de señalar el penalti.
Los jugadores rojiblancos protestan a López Toca después de señalar el penalti. / Javier Alonso

Hace tiempo que el fútbol está para no verlo, para no creer en él. La limpieza del deporte la analiza cada cual desde su óptica ética, pero cuidado con dar una opinión libre porque la censura cae sobre ti de forma rauda, veloz y con fiereza.

Los árbitros siempre han sido los jueces del balompié. En cualquier deporte como personas que son, se podían equivocar faltaría más. Incluso se podían vender cuando no había un control estricto y riguroso sobre ellos. Al final, la sociedad evoluciona y surgen una serie de mecanismos y de recursos que adaptan la vida a la realidad. El problema es cuando se desvirtúan las herramientas, cuando éstas se usan con mala fe. No hay nada más injusto, que tomar una decisión a sabiendas que la estás tomando mal. Pero da igual, cuando se tienen bien cerradas las bocas de los implicados, las oscuras aguas arbitrales siguen en calma chicha. O eso o Sagués Oscoz y López Toca no tienen ni idea de fútbol, que es todavía más grave.

En Leganés al Almería le robaron y ayer volvieron a hacerlo. Con el VAR como protagonista en ambos casos. Y mejor no hacerse más daño emocional recordando el penalti de Mallorca, el libre indirecto ante el Sabadell... Lo de ayer no fue penalti. Se lo inventó un colegiado que previamente había pitado falta al favor del Almería. Puede verlo en una pantalla del cine en vez de la del VAR que seguirá sin ser penalti. No sólo es grave que López Toca lo pitara, sino que Sagués Oscoz mirara con lupa un salto justo, limpio, sin nada más que un choque entre Maras y Bustinza. Quien pita eso lo más parecido que ha visto a un balón es una naranja. Es una auténtica vergüenza. Y mejor no ser mal pensado porque si queda algo de ilusión, todavía hay que luchar por el ascenso.

El primer paso para ello lo dio José Gomes en la rueda de prensa. El Almería llevaba callado mucho tiempo, no había dicho ni pío pese a ver que los árbitros le estaban tomando por el pito del sereno. Pero ayer la olla a presión se liberó. Con un lenguaje claro, respetuoso y una oratoria que ya quisieran para sí muchos políticos, el entrenador portugués José Gomes se erigió en el gran referente público de la Unión Deportiva Almería y de la parte futbolística de la ciudad. Veremos lo que tardan en sancionarlo, se admiten apuestas.

No fue roja al Leganés, por supuesto no fue penalti de Maras, pero sí hubo uno a Sadiq no pitado

Se sintió que le habían tomado el pelo y levantó la moral de la tropa con un discurso que necesitaba equipo y afición después de la decepción que provoca un atropello de esta magnitud. Los puntos, que además el Almería había merecido por fútbol, ya no los va a devolver nadie, pero sí que despierta un sentimiento de orgullo. Al final, las injusticias levantan una ola de solidaridad que pueden revolucionar y cambiar las cosas. Quién sabe si el Mediterráneo no será el principio del fin de un podrido protocolo del VAR. Lo que está claro es que el fútbol que levantaba pasiones, que hacía llorar a los aficionados, que se ganaba en buena lid como reza el himno del Real Madrid, ha visto cómo el videoarbitraje le ha escrito su epitafio.

José Gomes nunca había levantado la voz, pero ayer lo hizo para defender a su club y a su indignada afición

De aquí al final de temporada, el Almería tendrá que remontarle mínimo cuatro puntos al Espanyol y otros tantos al Mallorca, dependiendo de lo que haga el lunes en Fuenlabrada. Eso y no dejar los partidos abiertos para que el VAR pueda hacer de las suyas. Ayer al descuento se debió de llegar con tres o cuatro goles de ventaja. Entonces que revisen todo lo que quieran, incluso con microscopio si hace falta. El Almería las tuvo de todos los colores, pero la portería se les empequeñeció cada vez que llegaban al área.

Dos largueros, el abuso del chupeteo de Sadiq, la falta de precisión de un Villar que está empezando a jugar a un muy buen nivel... Sólo Morlanes, como Samú en Ponferrada, encontró el camino del gol con un disparo desde fuera del área. Después ya saben qué paso. Es necesario perdonar, que no olvidar lo sucedido, y sacar esa rabia de león herido para lo que queda de campeonato. Sólo así el Almería regresará a Primera, le pese a quien le pese.

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