No es el gol, es la magia
UD Almería | Acta de Vivancos
Desde el instante en el que se cambió el objetivo, las críticas vertidas por lo que se carece arrecian
Se le está haciendo un flaco favor a este equipo. Desde el mismo instante en el que se cambió el objetivo tras el reto lanzado por algún jugador, las críticas vertidas por lo que se carece arrecian. Es como pisar a tope el acelerador de un vehículo en busca de la velocidad que no marca. En ese caso, uno no se puede quejar por haber pagado lo justo. Grosso modo, es lo que está comenzando a suceder conforme pasan las jornadas. Y a fuerza de ir contracorriente, yo no achaco la falta de acierto de cara a la meta contraria como la causante de no poder aspirar a más. De hecho, los guarismos de los rojiblancos están en consonancia con el resto de sus rivales, dentro una media normal en la categoría. Incluso el Málaga, cuarto clasificado, lleva dos goles menos a favor que la propia UDA.
El único dato que quizá sobresale un poco es el casillero de las victorias. Sobresale como dato negativo si continuamos inmersos en modo ascenso, pues de la mitad de la tabla (undécimo puesto) hacia el liderato, el Almería es el conjunto que menos triunfos ha logrado. Conforme pasan las semanas reafirmo mi creencia basada en la carencia principal de este equipo, la calidad individual. Nadie duda del conjunto que Fran Fernández ha armado, que juega de memoria. Otra prueba más la tuvimos en Almendralejo. Si es Rocha el que debuta como titular no importa, lo hace bien y saca a relucir lo mejor de sí mismo. Venga del devaluado Nástic o del Villanovense, si fuera preciso. El caso de Iván Martos puede tener cierta similitud. Viene de la Tercera División, pero ahí está. Incluso Arzura cumplía. Y así podríamos seguir. Este equipo funciona como una máquina engrasada con independencia de las piezas, que suelen cumplir su función. La disposición sobre el césped es óptima, se ocupan con raciocinio todas las áreas del terreno de juego y la preparación física sigue siendo superior a la de los rivales.
El problema aparece cuando hay que dar algo más, cuando esa máquina regular tiene que variar la dinámica con el fin de ofrecer algo distinto. Tanto, que cambie el rumbo de un partido. Y no se trata de desperdiciar las ocasiones, pues no conviene olvidar que no solo falla el Almería, los contrarios también yerran. Hasta los grandes, ahí tenemos el debate en el mismísimo Real Madrid. Y si no, recordemos las paradas del decisivo René ante el Deportivo, Rayo Majadahonda o el propio Extremadura (aquella mano que saca ante Perea). Se trataría por ejemplo de contar con la genialidad de cualquier Fede, o Cartabia o Varela, para romper un choque de forma brutal. Esa genialidad que tira por tierra el trabajo más estajanovista del mundo, pues vuelvo a repetir que la cifra goleadora está en buena línea con respecto a los rivales. Mucho trabajo, mucho tesón, mucha laboriosidad, pero ausencia de magia. Quizá uno de los lunares de FF sea el no haber sabido sacar lo mejor de Chema. A colación de la presente reflexión, me pareció un lujo innecesario la ausencia en la convoocatoria del talentoso centrocampista ante un rival tan justo. Sin magia, no hay paraíso.
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