Mel y sus súplicas por seguir al frente del Almería

UD ALMERÍA | Análisis

Al técnico rojiblanco le asisten los resultados (7 puntos sobre 18 posibles en 6 jornadas al frente del equipo) pero el juego del que despliega sigue siendo igual de plano que siempre

Tomando como referencia exclusivamente la etapa del madrileño al frente del banquillo, el equipo marcharía 15º, fuera del descenso

Pacheta, Albés, Francisco o Rubi -improbable su regreso-, al acecho

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Mel en el Estadio junto a dos de sus ayudantes / UDA

Almería/Alguien debería decirle a Pepe Mel que tiene un currículum que respetar. Que mejor valorarse más a uno mismo sin la necesidad de parecer en cada comparecencia de prensa que suplica por su continuidad el próximo curso al frente de la UD Almería. Firmó para diez jornadas asumiendo que la misión de permanencia era poco menos que un imposible, pero con el caramelo de una hipotética continuidad si el equipo mejoraba resultados y juego.

El primer axioma lleva camino de cumplirlo. No en vano bajo su batuta los rojiblancos lograron el primer triunfo de la temporada, en Las Palmas, y también a domicilio ante otro ex como el Rayo Vallecano cosechaba el segundo, además de igualar ante la Real Sociedad en Anoeta. Siete puntos sobre dieciocho posibles no es mal bagaje para un equipo que estaba muerto en vida cuando lo cogió.

De hecho, tomando como punto de referencia únicamente las últimas seis jornadas ligueras, desde que el técnico madrileño aterrizó en el cargo, la UDA estaría fuera de los puestos de descenso, concretamente sería 15º con esos 7 puntos sumados, por encima de rivales como Mallorca, Valencia, Cádiz, Osasuna o Las Palmas. En las cuatro jornadas restantes tiene otro reto por delante: ganar por fin en el Power Horse. La celebración local no se produce desde el pasado 20 de mayo de 2023 (3-0 ante el Mallorca con Rubi al frente) y solo quedan dos oportunidades por delante (Barça y Cádiz) para eludir el año en blanco como local por primera vez en la historia indálica.

En el segundo axioma, no obstante, suspende. Mientras maquilla los números, lo cierto es que a nivel futbolístico el equipo sigue dejando mucho que desear. Es el mismo cromo que con Vicente Moreno, Alberto Lasarte de interino o Gaizka Garitano. La única diferencia es que donde a otros la moneda siempre les salió cruz, particularmente en la etapa del vasco, merecedor de haber logrado varios triunfos, a Mel le está saliendo de cara. Los triunfos en Las Palmas o Vallecas no distraen la cruda realidad de que el equipo en ambos casos practicó un fútbol de muy bajo nivel, salvado solo por las milagrosas intervenciones de Luis Maximiano bajo palos.

En ese contexto la labor de Mel sigue despertando muchas dudas entre la directiva unionista, que prometió al técnico evaluar su periplo a final de temporada con vistas a una posible renovación en gratitud por haber dado el sí en un momento muy delicado del curso, cuando otras muchas puertas se cerraron. Mantener al entrenador que ha consumado un descenso, por mucho que no sea el principal responsable ni de lejos, es una pesada mochila para volver a Segunda en busca de un ascenso relámpago.

Luego está la cuestión de los entrenamientos. El propio Mel admitió en una de sus innumerables ruedas de prensa desde que retornó a los focos de Primera División que las sesiones estaban siendo más relajadas de lo habitual para un equipo profesional porque se había encontrado con un vestuario muy hundido en lo anímico al que había que reflotar moralmente. El aspecto físico preocupa mucho de cara al futuro, hasta tal punto que el club ya ha prescindido del doctor Diego Maziel, responsable de los servicios médicos, tal y como adelantó Marca, debido a la inusual plaga de lesiones de la presente campaña.

Y mientras esta temporada infernal y eterna avanza hacia su triste final algún asesor debería recomendarle a Mel que no sobreactúe más en cada comparecencia pública, que no venda su moto tan descaradamente porque al fin y al cabo la decisión se tomará internamente evaluando multitud de parámetros. Tras el fiasco que supuso la apuesta por Vicente Moreno, la entidad no quiere dar otro paso en falso y madura mucho por quién se decantará finalmente.

En la quiniela figuran nombres como Pacheta (apuntado por el periodista Ángel García y siempre en el radar), Francisco (un clásico), Rubén Albés (tentado por el Sporting de Gijón) e incluso el hipotético e improbable regreso de Rubi, amén de los tapados habituales y los caprichos de última hora de Turki Al-Sheikh. De momento, y según ha podido saber Diario de Almería, el club no ha movido ficha y la partida de ajedrez se está jugando principalmente entre los representantes con los típicos movimientos para colocar a sus candidatos en la palestra.

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