Héroe de un ascenso con el Almería, míster por la salvación del Huércal Overa

UD Almería

Diecinueve años se cumplen desde el gol de Olivares en Pasarón, el que abría media puerta de Segunda División para los rojiblancos

Ahora desde el banquillo busca la permanencia del conjunto levantino en III RFEF

Reportaje de 2017: Quince años en la LFP

El grano de arena de Olivares

Olivares sigue atentamente el choque en Totana, donde los huercalenses vencieron 0-1. / Totana.com

Ramos recupera el balón en zona de tres cuartos. Abre para Óscar, que la deja en corto para Cervián. Centro al corazón del área, donde la espera Raúl, pero la defensa del Pontevedra despeja a córner. Esteban se va junto al banderín en el vetusto Pasarón. Calor hasta el Galicia, era 29 de junio de 2002. El mojonero saca con templanza, vuelve a despejar el muro aéreo pontevedrés y la pelota se dispone nuevamente a salir. Ojo que Esteban no lo permite y pilla desprevenido a los locales, la pone un poco pasada, Raúl no llega y aparece ahí... ¿Quién aparece? ¡Goooool, goooool de Olivares!

Casi dos décadas han pasado desde aquel gol, el que abría la puerta del ascenso a Segunda División para la Unión Deportiva Almería, que desde entonces no ha abandonado la Liga de Fútbol Profesional. La nata al pastel se la puso el central de Puerto Lumbreras, hoy en el banquillo del Huércal Overa; la guinda al mismo se la colocaba Francisco. Sí, Francisco, el míster que ahora defiende otra rojiblanca que, por desgracia, no es la del Almería.

“Quizás aquel gol fue el de más trascendencia de mi carrera deportiva. Aunque era defensa, acertaba a menudo con la portería contraria. Fue muy importante marca a los 2 minutos, estábamos nerviosisos ese día. El Pontevedra tenía un muy buen equipo y sabíamos que el Madrid B iba a ganar al Espanyol B. Pero ponernos 0-1 tan pronto nos dio tranquilidad para afrontar el resto del partido”, que terminó con la última gran celebración en la antigua Puerta Purchena: “Son recuerdos que para quienes los vivimos que no se borrarán nunca. La huella de aquel equipo es imborrable, cuando te vas haciendo viejos, recuerdas con añoranza aquel ascenso. Fue el último año del club en Segunda B, algo histórico para el fútbol almeriense”, dice por teléfono el protagonista de aquel cabezazo, mientras se dirige desde su Puerto Lumbreras natal al campo de El Hornillo huercalense para entrenar.

Olivares, con el 5, celebra el 1-0 al Pontevedra en el ascenso a Segunda en el partido de ida, obra de Francisco. / Felipe Ortiz

Héroe de aquel ascenso, ahora va camino de ganarse también al pueblo de Huércal Overa. Desde el banquillo rojinegro, el excentral rojiblanco ha encaminado la salvación para el conjunto levantino, cuando parecía que el descenso iba a ser una triste realidad. “Llegamos en una situación que todos habríamos firmado cuando cogí el equipo. Dependemos de nosotros, cualquier partido se puede torcer, pero es nuestra oportunidad”, asegura el técnico murciano, al que le vale con vencer al ya descendido Plus Ultra para que lograr la permanencia en la III RFEF, una de las nuevas categorías.

Como central, Olivares era un lujo a la vista. Técnico, elegante y con raza. En el banquillo está claro que las cualidades futbolísticas no se pierden. “Soy una persona que siempre he vivido el fútbol con mucha pasión, creo que este deporte es eso. A mí me sale así. Procuro dar al equipo a nivel animico y táctico lo mejor, para que se sienta cómodo y disfrute en los partidos”, indica un Olivares, que ha tenido muy buenos técnicos y de los que ha ido cogiendo pinceladas para moldear su estilo: “Con Casuco estuve dos temporadas, con Pepe Soler en Águilas y Caravaca estuve casi cuatro, Miguel Rivera... Cada uno tiene sus cosas buenas, pero el fútbol de hoy en día es muy diferente al de entonces. La esencia sí es la misma, la pasión es fundamental”.

El autor del 1-2 en Pasarón ya entrenó al Almería, logrando una histórica salvación en Primera. ¿Le entrenará en el futuro el cabeceador del 0-1? “Uno trabaja y pone el empeño para trabajar y proyectarse en sitios importantes. He dejado el trabajo por enfocarme a los banquillos y ahora tengo toda la ilusión. Ojalá en un futuro, Almería y Olivares se puedan volver a jugar”. Pero antes, a salvar este fin de semana al Huércal Overa.

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