UD ALMERÍA | EL ACTA DE VIVANCOS
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"Queremos mostrar nuestro más sentido pésame tras el fallecimiento de nuestro histórico consejero Jesús Verdejo. Todos los integrantes del Club nos unimos al dolor de su familia y amigos. Descanse en Paz". Con este mensaje la Unión Deportiva Almería mostraba las condolencias por el fallecimiento de uno de los exdirectivos más entrañables del conjunto rojiblanco.
Verdejo llevaba toda la vida vinculado al balompié local y era uno de los estandartes de la directiva rojiblancas en diferentes etapas de la etapa de Alfonso García. De hecho, llegó a ser embajador de la UDA en Primera División. En los últimos años ya no asistía al Estadio de los Juegos Mediterráneos debido a un delicado estado de salud, pero seguía la información y los partidos del club al que ayudó a fundar desde la unión de Poli Almería y Almería CF.
Igualmente, Jesús Verdejo fue fundador de la Asociación de Futbolistas Veteranos de la Provincia de Almería y actuó como presidente casi tres décadas. En las últimas temporadas ya había dado un paso al lado, aunque seguía asistiendo a las cenas y ayudando en todo lo que podía.
Sin duda, un día triste para todo el balompié almeriense, que llora su muerte. Era una persona muy querida por su labor encomiable dentro del club y por la cercanía con los hinchas, futbolistas y exfutbolistas a los que tenía reunidos en torno a la AFVPA. DEP.
Conocí a Jesús Verdejo en 1979. Aquel año acabé mis estudios de Filología Hispánica y comencé a impartir clase en La Salle. Todos los domingos a las 9'30 jugábamos un partido de fútbol en el colegio profesores contra padres de alumnos. Por supuesto, Jesús jamás fallaba y era el primero en llegar. Siempre sonriente y amable, algo que mucha gente pierde cuando hay un balón por medio. Se le notaba que jugaba para disfrutar, no para ganar. Luego por la tarde quedábamos unos cuantos e íbamos al 'Franco Navarro' a ver aquella legendaria AD Almería, precisamente el año del heroico ascenso a Primera. Jesús era uno de los fijos, por supuesto. Al año siguiente me destinaron al instituto de Vera y para mí se acabaron aquellas mañanas futbolísticas de domingo. Pero no perdimos la amistad. Siempre que nos veíamos echábamos unos minutos de charla... sobre fútbol, naturalmente. Lo llevaba en las venas. Seguro que, al llegar al cielo, los primero que habrá preguntado a San Pedro: “Por favor, ¿dónde está el campo de fútbol?” Descanse en paz un buen hombre del mundo del fútbol, por JL Bretones.
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