Examen al retorno de Rubi

UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

En su momento el técnico catalán no fue renovado al pretender el entorno del club dar un salto hacia delante

Si El Assy hubiera vuelto a fallar en la elección, la decisión de Turki sobre su continuidad hubiera estado en entredicho

El nuevo proyecto de Segunda

Rubi, con Ancelotti al fondo, en una visita del Almería al Bernabéu / AFP
Ramón Gómez-Vivancos García

09 de junio 2024 - 12:08

Almería/La vuelta de Rubi contiene varias lecturas. La primera acerca de los que pensábamos que se podría haber apostado por un técnico emergente, con futuro e incluso presente, dado que en su momento Rubi no fue renovado por pretender el entorno del club dar un salto hacia delante. Sí, el técnico catalán manifestó justo después de lograr la permanencia en Primera que no seguiría al frente del proyecto de Turki, pero en realidad anunció su no renovación cinco minutos antes de que no se la ofrecieran.

El motivo era claro y conciso, como así lo expresó El Assy en la presentación de Vicente Moreno; se quería dar un salto de calidad y se pretendía equilibrar el balance ofensivo con el defensivo, ausente este último en la etapa de Rubi en Primera. ¿Por qué entonces se ha vuelto al punto de partida de la supuesta no renovación de Rubi? La respuesta es sencilla, y es debido a la paupérrima temporada recién finalizada que nadie se podía imaginar.

Si las personas al frente del club en Almería hubiesen fallado por segunda vez, en caso de haber apostado por cualquier otro entrenador diferente al que logró el ascenso y la permanencia en Primera, la decisión de Turki sobre la continuidad de El Assy y compañía hubiera estado en entredicho, por ser cortés. Es como cuando un guardameta permanece bajo palos, en caso de tener que haber salido a despejar, para que su posible error se note menos.

Por todo ello, se ha optado por contar con ese técnico que, con sus carencias y sus virtudes, cumplió sus objetivos. Si de nuevo saliera mal, siempre se aludirá a los éxitos pasados. Desde ese punto de vista es entendible, enlazando con la segunda lectura. Y es que a Rubi hay que reconocerle, aparte de las referidas carencias defensivas, su excelente dominio del vestuario, donde con su presencia apenas hubo conatos de desobediencia o descontentos de jugadores más allá de los que normalmente no jugaban por decisión deportiva.

En realidad, transmitió su equilibrada personalidad al vestuario y su equipo casi siempre se sostuvo con un patrón de juego quizá escaso, pero con un sentido práctico que en verdad le llevó a ser un conjunto temible en casa. De foráneos, la referida deficiencia defensiva se abría en canal por el normal empuje de los contrarios, que ante su público ofrecían un plus en ataque. ¿Cuál sería el escenario perfecto, amén de invertir en jugadores que realmente aporten al conjunto?

Pues que el propio Rubi, que ya está adaptado al entorno, cuidad y club, aprendiera de sus errores pasados y ahondara en sus virtudes. De momento, el flamante técnico rojiblanco podrá tener más influencia en la confección de la plantilla, hecho que no debería ser normal en cualquier otra entidad. Sin embargo, las especiales circunstancias que han rodeado a su rentrée como entrenador de la UDA le convierte a Rubi en uno más dentro del organigrama directivo de Turki, máxime en una situación delicada para el club, si es que no se lograra retornar a la máxima categoría en las dos temporadas que se reciben las ayudas por descender.

Ojalá que la presente campaña se cierre con el ascenso del filial tras su gran victoria en Jaén, que ya se encuentra a un solo paso de alcanzar la Segunda Federación, clave para otro de los pilares del proyecto de Turki, la cantera y la futura ciudad deportiva.

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