Encima de cornudos, apaleados
El acta de Vivancos
La impresión que dejó el juego rojiblanco en Soria fue la de un equipo que, si no ahora, en unas semanas puede asaltar el liderato
Cualquier espectador y aficionado al fútbol que se precie debe tener la sensación de haber sido estafado por lo presenciado en Soria. No ya por ser seguidor de uno u otro equipo, sino por comprobar cómo un colegiado puede estar seguro de pitar una pena máxima por una jugada en la que nadie, ni el propio trencilla, puede determinar con total claridad, repito, claridad, si Costas comete penalti o no. ¿Por qué lo pita entonces? Pregunta al aire. Y para qué hablar de las tarjetas inexistentes a Martos y a Maras. Como remate, la injusta ausencia de Darwin en Soria, recurso incluido.
Todo esto ha llevado a sumar un punto de seis a un Almería que en la primera media hora frente al Elche lo bordó, en igualdad numérica, y que en Soria dispuso de las mejores ocasiones en un campo muy complicado. Tanto, que se enfrentaban el equipo que menos tantos había encajado en su estadio, el Numancia con 7 goles, frente al conjunto que más tantos había logrado como visitante, el Almería, con 22. Como se deduce, un feudo harto complicado para marcar y, por consiguiente, para puntuar.
Sin duda, la UDA pudo lograr en Los Pajaritos al menos la mitad de los tantos que el Numancia había encajado como local a lo largo de esta temporada, y sin Darwin, pero como ante el Elche, quedó la sensación de que con un arbitraje justo, incluyendo el VAR, más de un punto de los últimos seis posibles se habría cosechado. La impresión que dejó el juego rojiblanco en una plaza tan complicada como la de Soria fue la de un equipo que, si no ahora, en unas semanas puede asaltar el liderato. Quizá se aplace el momentáneo logro por lo tristemente acontecido con los colegiados de turno. No creo que muchos equipos hayan dado la cara en Soria durante tantos minutos como el equipo de JM Gutiérrez.
Quien piense que la UDA debería de haber dominado aún más en Los Pajaritos ante un hueso de rival, es que piensa que el Madrid o Barcelona han descendido súbitamente en esta jornada a Segunda División para jugar en Soria. La hoja de ruta que se está trazando, a la espera de que esta plantilla se ensamble definitivamente, es la correcta, incluyendo los recientes obstáculos provenientes de los organismos y del propio estamento arbitral. La dificultad de la categoría se comprueba jornada a jornada, donde un millonario Huesca fue tan inferior en Ponferrada como la UDA en su única derrota como visitante en Gijón. Además, el todavía líder Cádiz casi pide un tiempo muerto y el Zaragoza, aun estado en su mejor momento, continúa por debajo de la UDA.
Por todo ello, la rueda de prensa del técnico rojiblanco, alabando al colegiado y criticando la actuación de sus jugadores, no dejó de ser, desde mi parecer, un sarcasmo desde el principio de la comparecencia. Esa socarronería la tuvo que cortar de raíz el preparador madrileño cuando le preguntaron por la actuación de Villalba, al que destacó sobremanera. Se deduce, por tanto, que el lógico enfado de JM Gutiérrez le hizo interpretar en rueda de prensa un papel sui generis, solo frenado en seco al tener que valorar al debutante Villalba. Demasiadas piedras en el camino para una conjunto que, aun así, huele a ascenso.
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