Emanuel cayó en la trampa cadista
El Acta de Vivancos
La tela de araña en la que cayeron los indálicos no pudo romperse en todo el choque
Cuando el técnico quiso jugar a lo mismo que el Cádiz, se le entregó más de medio partido
Almería/Se volvió a apreciar el papel de los rivales de la UDA. El conjunto rojiblanco ya es el contrario a batir, el equipo que parecía invencible, como dijo el técnico gaditano. Ya se tomó muy en serio el choque el Rayo, con tintes de final, y no menos el Cádiz. Me temo que los próximos rivales tendrán marcada la fecha de partido frente a la Unión Deportiva. Será, a partir de ahora, un hándicap con el que lidiar. Pese a todo, si el único equipo que de momento supera a la UDA en la clasificación es el Cádiz, no habría que preocuparse en exceso. Si fuera el Rayo o el Huesca, quizá sí sería más inquietante.
Los amarillos demostraron ser un conjunto de los de toda la vida, tan ordenado como escaso de técnica individual. La tela de araña en la que cayeron los de Pedro Emanuel no se pudo romper en todo el choque. Cuando el técnico luso quiso jugar a lo mismo que el contrario, o sea, a preservar el esquema que hasta el momento tan buen resultado ha dado, se le entregó más de medio partido al adversario. Si te enfrentas en casa a un rival que atesora como una de sus mejores virtudes la conjunción, que como mínimo la ejecuta igual que tú, mejor hubiera sido presentarle diferente batalla, porque si no, puede acontecer lo que ocurrió.
Quizá hubiese sido el día de los jugadores más técnicos, con más visión de juego, con el fin de romper la referida tela de araña que, ni contra diez, pudo superar la UDA. Era la jornada para tratar de aniquilar al Cádiz a base de cuchillazos de técnica e imaginación, dejando el esquema de siempre aparcado, pues la misión principal de los visitantes fue la de achicar espacios, ahogar la inventiva de ese conjunto invencible y aprovechar el mínimo error a la contra. Los deseos amarillos se convirtieron en realidad cuando Romera, Owona y Maras fueron los principales distribuidores del juego, convirtiendo dicho achique de espacios cadista en un paseo militar.
De hecho, todas las jugadas de ataque eran idénticas, balones directos procedentes de la retaguardia a la cabeza de Sekou. Cuando el esférico pasaba por las botas de Petrovic, las cosas cambiaban, como sucedió en la última jugada de la primera mitad. Lo malo es que el serbio apenas participó en el juego ofensivo. Si ante equipos tan dotados técnicamente como el Huesca o el Girona se hizo valer el poder de conjunción de los rojiblancos, este partido requería de otra cosa bien distinta, más si un jugador como Chema, que debió de haber sido sustituido en el descanso, mostró su peor cara.
Coric, y sobre todo Vada, salieron a contracorriente, a por el más difícil todavía. Otro aspecto a mejorar sería el de las faltas a favor, estrategia desperdiciada en momentos de extrema necesidad ante rivales como el Cádiz. Por cierto, más vale que Álvaro Cervera, que fue expulsado por insultar gravemente a Pedro Emanuel, no se dedique a vaticinar el futuro institucional de su adversario, al augurar sin ton ni son el triste final del proyecto de Al-Sheikh, cuando precisamente la entidad cadista se encuentra inmersa en un escándalo institucional, entre embargos y líos judiciales de sus propietarios. Ver para creer lo de este entrenador.
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