Días de previa, semana de salvaciones para la UDA
UD Almería
Los rojiblancos se prepararan para afrontar la vuelta a la competición, en las mismas fechas que años atrás lograban permanencias de infarto
Ir a la noticia: "Si empezamos mal, nos va a costar levantarnos"
En temporadas pasadas, el mes de junio se había convertido en el del sufrimiento eterno. Si bien es verdad que el año pasado se vivió tranquilamente y que en 2013 se logró incluso el ascenso en el play off ante el Girona (día 22), el preverano de 2016, 2017 y 2018 fue de auténtico infarto para los seguidores rojiblancos.
Los jugadores de Guti afrontan los días previos, con el objetivo de lograr el retorno a la máxima categoría. Concretamente, el domingo 14 visitan el Carlos Belmonte donde comienza la serie de once partidos que puede devolver al Almería a la máxima categoría. Atrás ha quedado un mes de preparación, en el que los aficionados han leído cómo transcurrían los entrenamientos mientras recordaban las efemérides de los días 2, 4 y 10 de este mes.
Esta posibilidad de luchar por el ascenso a Primera División tiene sus antecedentes más inmediatos en tres partidos claves, que han marcado la superviviencia del club. El más lejano fue un 4 de junio de 2016 en El Arcángel de Córdoba. Alfonso García había confeccionado una plantilla de muchos quilates para Segunda, imposible de ser conducida ni por Sergi, ni por Carrillo, ni por Gorosito. Cuando todo parecía perdido, después de caer en Huesca por 2-1, Fernando Soriano colgó las botas como jugador, se hizo con el banquillo y logró ocho puntos de doce, para dejar al equipo en Segunda. Imborrable es ese 1-1 en tierras califales con zurdazo de Quique, donde blanquiverdes y rojiblancos consiguieron sus objetivos, por lo que los últimos minutos fueron para los cánticos: “¡Que se besen, que se besen!”. Primer respiro para los aficionados, que no sabían qué dos temporadas tenían todavía por delante.
El día 10 de junio tampoco estuvo nada mal. A Soriano se le cayó el equipo a mitad de temporada, después de una primera vuelta decente, y el UCAM Murcia de su excompañero Francisco, apuntilló al maño. Ramis consiguió enderezar la nave, que hizo un muy irregular final de temporada, pero llegó con vida al choque decisivo en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ante el Reus.
Morcillo marcaba de cabeza el gol de la salvación, nada más comenzar el encuentro. El Almería fue un manojo de nervios, falló innumerables ocasiones y estuvo a un solo gol de irse a Segunda División B. Por fortuna, los de la provincia de Tarragona estaban ya salvados y tampoco querían echar un capote a su eterno rival, el Nástic, que se jugaba también la salvación ante el UCAM. 1-0 y segunda vez que el Almería se levantaba tras tropezar dos veces en la misma piedra.
El colofón a todos estos sufridos partidos llegó en el Anxo Carro de Lugo. El 2 de junio se cumplieron dos años de una cuadrigésima jornada, en la que el Almería se vio en Segunda B. Las dos veces anteriores había estado cerca, pero siempre había llevado la iniciativa del partido decisivo. Esa fresca tarde gallega, con Francisco en el banquillo lucense y Fran Fernández en el almeriense, la UDA estuvo cuatro minutos en la categoría de bronce.
Los que transcurrieron desde el gol de Pita de penalti inexistente hasta el empate de Fidel, lo mejor que hizo en sus dos temporadas como rojiblanco, después de un gran disparo de Juan Muñoz, el único que sigue en la plantilla de aquellas aciagas temporadas. El 1-1 le servía, siempre que el Numancia ganara a la Cultural Leonesa. El partido en Lugo había terminado y, como en los viejos tiempos, los aficionados desplazados al Anxo Carro estuvieron atentos a los transistores. Final en el Reyno de León y final a tres campañas de sufrimiento, que dejaron cicatriz en el club.
¿Estaría el Almería estos días entrenando si llega a salir cruz alguna de esas tardes? Parece difícil. De los doces equipos que descendieron, han regresado cinco: Ponferradina, Albacete, Mallorca, Elche y Mirandés. Pero la tesitura rojiblanca era complicada, puesto que su proyecto estaba más que acabado y Alfonso García estaba como loco por venderlo. Al-Sheikh se aprovechó de esas tardes de sufrimiento, para montar un proyecto que puede dar muchas alegrías.
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