Al Almería le toman por el pito del sereno
RCD Mallorca I UD Almería I Contracrónica
Nuevo arbitraje casero, de lo que reciben los equipos con poco peso federativo, para recapacitar acerca de estar callado y humillado
El equipo se ha estancado, se ha vuelto previsible y cada vez se parte con más facilidad
Crónica y vídeo del partido
Con todos los sinsabores finales que dejó el mandato de Alfonso García, el expresidente se hacía respetar. Había árbitros que le sacaban de quicio, como Mateu Lahoz o el hermano del actual Iglesias Villanueva, a los que respondía ante un micrófono con una crítica dura, pero nunca irrespetuosa. En una ocasión incluso sacó una lista de errores graves que habían tenido los colegiados con aquel Almería, más humilde en lo económico, pero más vivo en el otro fútbol.
Al final, más sabe el diablo por viejo. Uno puede poner todo el empeño en lograr su objetivo, haber confeccionado un equipo a base de talonario y ser un ejemplo de elegancia en la sala de prensa. Pero si no enseñas la patita por debajo de la puerta cuando debes de enseñarla, te comen. Esto es fútbol profesional y como pasa en los negocios, pues eso, hay lobos por todos lados. El lobo de Wall Street no es sólo el título de una película, sino el lema de quien sabe moverse en todas las facetas de su profesión.
Con su forma de ser y actuar, a este Almería le ha dado para ser tercero, para ser considerado un favorito, pero a la hora de la verdad, no serlo. Por un lado, le falta fútbol. Le ha faltado desde el comienzo de temporada, puesto que ha ganado más partidos por pegada que por ser muy superior a sus rivales. Ahora que los equipos le han cogido la matrícula, se está dejando muchos puntos en el camino. Las rotaciones ahora mismo no marcan diferencias, se necesita un golpe de mano táctico que José Gomes no ha efectuado.
Por otro lado, la manida frase de que los árbitros favorecen a los equipos grandes se dice por algo. Mucha tecnología, mucho VAR y mucha historia, pero los fallos siguen siendo igual de grotescos y ahora duelen más. Los árbitros no pitan mal a propósito, con su arbitraje no quieren favorecer. No, eso no ocurre en el fútbol español. Pero sí es cierto que se son mucho más estrictos con unos conjuntos que con otros, pesan más unos escudos que otros.
¿Le pitarían al Espanyol un resbalón semejante al de Makaridze contra el Sabadell? Es una especulación, pero a buen seguro que no. ¿Le anularían al Leganés un gol por mano que no fue como la de Sadiq? Otra especulación, pero tampoco. ¿Le pitarían al Mallorca un penalti por una mano como la de Maras? Pues en la segunda parte hubo una parecida en el área bermellona y no, no la pitaron. Es más, no se revisó la acción de Balliu en la primera parte, al que le tocan la bota de forma más clara que tocó Sadiq la bola con la mano en Butarque.
Quien no llora, no mama. Están muy bien las charlas al final del partido, como la tuvo ayer Ortiz Arias con José Gomes. Instructiva, a buen seguro, así es como deben de actuar los árbitros, no de manera prepotente, altiva. Pero aceptar las injusticias como si no pasara nada y esperar que sea la prensa la que valore todo lo ocurrido y sea el perro guardián, es hacerse trampas al solitario. Para ser respetado, hay que hacerse respetar.
Además de mirar a la sala VOR, también hay que mirarse el ombligo. El Almería no fue mejor que en Mallorca, ni en el Mediterráneo ni ayer en el Visit Mallorca. Cayó en la trampa táctica balear (en la ida y la vuelta), que le permitió adueñarse del centro del campo e ir metiendo la cabeza en el embudo. Cuando los rojiblancos estaban cerca del área y movían el balón de forma horizontal, llegaba la recuperación y las contras locales. Muchas pérdidas en zonas peligrosas, fruto de la falta de frescura y de ideas, y los de Luis García que manejaban el partido con mucha menos posesión.
No le hacía falta tener el balón, tenía al Almería donde querían. Maniatado y estancado en tres cuartos de campo. Así, tras dos pérdidas almerienses que vinieron de una buena presión en zonas puntuales, llegó el primero en un discutido penalti de Maras y la genialidad de Salva Sevilla, que vino acompañada de un feo gesto de desprecio, puso el segundo.
Sólo cuando el partido ya estaba perdido, con el equipo atacando con más corazón que cabeza, el Almería fue vertical. Y ahí falló la puntería. Total, el cazador cazado. De intentar alcanzar los puestos de ascsenso, el equipo de Gomes ha sido cazado por el cuarto, Leganés,y el Sporting se ha colocado a tres puntos.
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