Al Almería le faltan centímetros
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Quedan horas para que se cierre el mercado y el club necesita cerrar al delantero corpulento que ayer hubiera dotado al equipo de remate
Crónica del partido
Quedan horas para que cierre el mercado de fichajes y la derrota de ayer ante el Sporting de Gijón, injusta derrota, va a acelerar el fichaje de un delantero centro. El Almería tiene a Villar y Mendes, que ya han jugado en estas dos primeras jornadas, pero necesita uno corpulento, de más centímetros que la mayoría de centrales, para que partidos como el de ayer no se convierta en estrellarse una y otra vez contra el frontón. Sadiq parece el hombre, otra apuesta exótica del proyecto de Turki Al-Sheikh.
Este proyecto es distinto al del año pasado en cuanto a la confección de la plantilla y ahora falta por ver si también lo es en la forma en la que la directiva afronta las derrotas. Paciencia, tranquilidad, ni en Lugo se iba a subir sí o sí ni ya se han perdido todas las posibilidades de acabar en Primera División. El Almería jugó bien al fútbol. De hecho, en tramos del partido jugó muy bien. Fue superior a un Sporting de Gijón que no demostró en el Estadio de los Juegos Mediterráneos ser el líder de la categoría.
Se llevó la victoria en buena lid, porque esto es fútbol y los goles son los que mandan. A la corta, el partido que planteó el conjunto gijonés le sirvió para doblegar al Almería; a la larga, estos encuentros lo normal es que no se le escapen a los pupilos de José Gomes.
Se jugó desde el primer hasta el último minuto en el terreno de juego del Sporting de Gijón. El Almería le metió una marcha alta al encuentro para hacerse con el balón y lo consiguió con facilidad. El centro del campo y la mediapunta se movieron, e hicieron lo propio con el balón, en las cercanías del área de Mariño. Los rojiblancos llegaban con mucha facilidad hasta esa línea, pero se afanaba a entrar por el centro, lo que era estrellarse una y otra vez contra el muro gijonés. Lo hacía principalmente porque Juan Villar era un islote entre Babín y Borja López, el onubense no encontraba espacios entre los centrales porque el Sporting estaba bien encerrado, bien trabajado tácticamente. Por desgracia, en esta categoría hace ya temporadas que se instauró este tipo de fútbol, tan lícito como cualquier otro.
Tras el descanso, el Almería se volvió más vertical. Dominó en un porcentaje similar al de la primera parte, aunque quiso dar un paso más y probó disparos desde media distancia y centros laterales en los que se echaron de menos esos centímetros que ahora mismo no tiene el equipo en la plantilla. Claro, cuando no llega el gol, al final aperece el nerviosismo, esa ansiedad que te obliga a ir demasiado al frente y que te hace correr unos riesgos en los que basó el líder su victoria.
Lazo había evitado en la primera contra que el 0-1 subiera al marcador en un contragolpe bien llevado por el Sporting. A falta de un cuarto de hora, la defensa, adelantada y cansada de tanto ir y venir, se encontró con una gran cabalgada de Saúl y un remate al segundo palo del goleador de la categoría, Djuka. Al más puro estilo del Cádiz en la pasada temporada, en ésta y en todas las que esté Álvaro Cervera al frente, el Sporting castigó con su férrea defensa y su acierto ofensivo, la falta de éste por parte almeriense.
De ahí al final, tocó atacar a la desesperada y el empate pudo llegar en un penalti pitado, que el VAR iba a anular. Ávalos Barrera había visto una mano de Babín, que ciertamente era involuntaria, pero obvió un agarrón clarísimo del central y de Javi Fuego a Samu Costa.
La jugada fue la puntilla desmoralizante que le faltaba al Almería. La derrota ya no se pudo voltear y el jarro de agua fría cayó como helada. Toca mejorar y tener paciencia.
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