La novillera Miriam Cabas se recupera de su primera cornada: "Todo el mundo tiene que pasar por este peaje"
TOROS
Lleva tres días ingresada en el hospital con dos drenajes abiertos en la tibia, antibióticos e inyecciones de heparina, aunque admite que el dolor es soportable
Sus próximos compromisos son una novillada en Villaluenga del Rosario este sábado y un examen en la Universidad de Extremadura el lunes
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La novillera sin picadores Miriam Cabas digiere su primera cornada, que le ha llegado a los 23 años recién cumplidos, toreando en la plaza madrileña de Villamanta, exactamente a 680 kilómetros del sol que la vio nacer, en Los Barrios.
"Todo el mundo tiene que pasar por este peaje", admite la joven mientras continúa ingresada, primero en el hospital Juan Carlos I de Móstoles y, desde este lunes, en el hospital de Majadahonda. Está acompañada por su madre quien, a ojos de la hija, se encuentra "muy tranquila". Al menos, en apariencia. La procesión se lleva por dentro.
Bautismo de sangre
Algunos toreros consideran su primera cornada como una medalla, una condecoración íntima. A Julián López El Juli, por ejemplo, este bautismo de sangre le pilló con 14 años. Un niño. Julio Aparicio hijo reconoció que su primera cornada grave le dio felicidad. A Miriam Cabas el pitón le atravesó por primera vez en un quite por tafalleras. La fortuna quiso que cayera en las manos del doctor Enrique Crespo Rubio, traumatólogo y uno de los mejores cirujanos taurinos en la actualidad, además de hijo y nieto de médicos taurinos.
El parte médico que firmó el doctor Crespo el 25 de mayo rezaba lo siguiente: "Cornada en tercio proximal de pierna derecha cara externa con un trayecto hacia abajo y hacia dentro de 15 centímetros, que desgarra músculo tibial anterior y contunde la tibia dejándola expuesta. Pronóstico: grave". Un tabaco en toda regla, como se llama en el argot.
A resultas de aquello, tres días después, Cabas todavía no puede andar ni apoyar el pie. "Estoy recuperando la sensibilidad y el movimiento", cuenta la novillera que tiene dos drenajes abiertos para prevenir infecciones. "Es una herida limpia", agradece en una entrevista telefónica a Europa Sur poco después de que los médicos le hayan inyectado heparina con el fin de prevenir la formación de coágulos de sangre. El antibiótico, además, le ha producido una reacción alérgica y esta mañana se ha despertado con mareos y fatiga. "Dolor hay, pero se aguanta", resume estoica.
"Apenas recuerdo la cornada, solo que estaba haciendo el quite y, a la tercera tafallera, el eral de la ganadería García Vaquero me echó mano. En el momento, pensé que solo había sido un varetazo", explica. "Cuando me llevaron a la UVI móvil y vi que estaba el doctor Crespo me quedé tranquila. Le doy las gracias a él y todo su equipo médico".
Novilladas y exámenes
Ahora en su cabeza sólo hay una fecha: reaparecer este sábado, 1 de junio, en la centenaria plaza de Villaluenga del Rosario, un festejo que será televisado por Canal Sur. "Todos los médicos me han dicho que no vaya, pero yo tengo fe". Y añade: "Cuesta buscarse una oportunidad y, además, la novillada es mi casa, en mi tierra".
Al cabo de unos segundos, reflexionando sobre su periodo de recuperación, y quizá observando la herida en la tibia aún fresca, sostiene: "Los tiempos de Dios son perfectos". Lo único seguro es que, cuando a Cabas le den el alta, marchará a Los Barrios para comenzar con la rehabilitación. "Una nunca quiere que lleguen estos contratiempos, pero moralmente me encuentro bien", concluye. Dicen los toreros que las cornadas tienen memoria.
Con tan solo cinco años, la barreña, admiradora de Julio Robles y Paco Camino, entró a formar parte de la Escuela de Tauromaquia Campo de Gibraltar, en Algeciras. Ahora, además, es estudiante de tercer curso de Veterinaria en la Universidad de Extremadura. "Los exámenes, ésa es otra cosa. No quiero ni pensarlo", lamenta. El jueves pasado tuvo uno, dos días antes de la cornada. El próximo lunes, 3 de junio, le espera el siguiente.
Aunque el tibial anterior se encarga de levantar la punta del pie, lo cual tiene su trascendencia, escribió Agustín de Foxá que el único músculo importante en el toreo es el corazón. Y a Miriam Cabas le bombea con pasión.
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