Sector apícola: un trabajo severo que ancla al mundo rural
Apicultura
La producción de miel en la provincia de Almería supera cada año el millón y medio de kilos
Hablar de abejas es hablar del mundo rural, es pensar en esos insectos polinizadores que nos encontramos alrededor de las flores y que además son los causantes de que tengamos en Almería una miel de excelente calidad. Los apicultores dedicados al cuidado de estos insectos saben de la necesidad de constancia, de las condiciones adversas con las que tienen que trabajar, de lo severo que puede ser el día a día y de las precauciones que deben tener cuando se acercan a una colmena.
Un trabajo que se tiene que desarrollar a las horas en las que las abejas están menos activas para conseguir recibir las menores picaduras posibles. Es una labor que requiere conocimiento del mundo de estos insectos y que además está ligada a nuestros pueblos. Hay que destacar que estas explotaciones, además de producir miel, también tienen un gran objetivo como es la polinización. Antonio Vázquez, apicultor y responsable del sector apícola de COAG Andalucía, señala que “en Almería una gran parte de las colmenas se dedica a la polinización. Son un eslabón fundamental en el trabajo de los agricultores”.
Este apicultor es un enamorado de su trabajo “la apicultura es como una droga, cuando empiezas es muy difícil dejarlo” declara con entusiasmo y agrega “es una pena que debido a los problemas que estamos teniendo, esté disminuyendo el número de personas que se dedican a esto. No hace mucho se hizo un estudio y reflejaba que tan sólo en un 8% de los municipios de Andalucía no se encontraba ningún apicultor. Es un trabajo que además ancla al mundo rural”.
La Junta de Andalucía tiene censadas en la provincia de Almería un total de 118.622 colmenas de la especie apis mellifera, abejas, de ellas 1.495 son colmenas fijas y 117.127 son transhumantes. El total de producción anual de miel de la provincia es de 1.524.000 kg. Según señalan los responsables de la delegación de Agricultura en Almería, el rendimiento medio de miel es de 3,6 euros/Kg en colmenas fijas y de 12,5 euros/Kg en colmenas móviles y un precio medio de 4,20 euros/kg.
Hay que señalar que la mayoría de los apicultores realizan la venta de la miel al por mayor. El 80% de sus ingresos totales provienen de esta acción, un 9% de la venta directa al consumidor y el 1% restante se produciría de la comercialización de otros productos relacionados con las abejas como pudieran ser la jalea real y polen. Estos ingresos se producirían cuando hablamos de la producción de miel porque también este sector se dedica a la polinización y en este caso la rentabilidad se obtendría en la mayoría de los casos del alquiler de las colmenas. El agricultor necesita para determinados cultivos cosechados en invernaderos a las abejas para que produzcan la polinización. El apicultor es un aliado indispensable para el agricultor que o bien alquila las colmenas en unos meses determinados o bien, en un número muy pequeño de situaciones, se puede llegar a la venta de algunas colmenas directamente.
Si analizamos la capacidad productiva de la explotación, entendida como explotación profesional (más de 150 colmenas), no profesional (más de 15 colmenas y máximo de 150) y autoconsumo (menos de 15 colmenas), obtenemos que en la provincia las explotaciones de autoconsumo suponen en torno al 39% del total de explotaciones pero el censo de colmenas sólo representa el 3% del total de colmenas de la provincia. Son muy numerosas las explotaciones pero insignificantes en el número de colmenas. Las explotaciones no profesionales suponen un 34% del total y en el censo total de colmenas de la provincia supone el 15%. Por último, las explotaciones profesionales suponen algo más del 27% del total de explotaciones, aunque en el número de colmenas representan el 82% del censo total.
En la provincia de Almería nos encontramos alrededor de 1.200 explotaciones apícolas, Gádor Carreño y Juan Salmerón tienen una de esas explotaciones. Cuentan en la actualidad con alrededor de 800 colmenas, aunque el número puede variar de un año a otro, dependiendo de como haya sido la floración o si ha habido unas condiciones climatológicas adversas.
Todo comenzó cuando Juan Salmerón vivía en el municipio de Berja (hace mucho que se trasladó a la barriada nijareña de Puebloblanco), “tuve mis primeras colmenas cuando era muy joven. Era un entretenimiento. Por aquel entonces, y estoy hablando de hace más de 50 años, no pensaba en que las abejas serían importantes en mi día a día”. A Gádor Carreño su contacto con este mundo le llegó tras su matrimonio “mi afición por ellas vino más tarde. Yo comencé a estar implicada en este trabajo después de casarme”.
Los dos afirman que aunque es un trabajo que engancha es también muy duro dedicarse a esta labor. Se tienen que enfrentar a problemas como la sequía o dificultad de encontrar zonas verdes con flores. Los meses de julio y agosto son los peores debido a las altas temperaturas y el incremento de depredadores como las avispas, por eso trasladan las colmenas a la montaña donde las temperaturas son más bajas, “en la mayoría de ocasiones el lugar donde las colmenas pasan el verano está bastante alejado de nuestro domicilio habitual, así que es una dificultad añadida porque tienes que desplazarte regularmente para ver el estado y llevarles lo que necesitan para que puedan pasar los meses de más calor del año”, señala este apicultor.
Los meses de septiembre hasta enero se encuentran con el problema de que es un periodo que cada vez, con más frecuencia, no hay flor de entretiempo. Y si nos centramos en los meses de primavera, son buenos pero las lluvias no son suficientes. “Este año, por ejemplo, perdimos alrededor de 150 colmenas por la calima, son situaciones meteorológicas difíciles de combatir”, afirma Juan Salmerón. Otra de las dificultades a las que el apicultor tiene que hacer frente es la Varroa, un ácaro que produce bajas en la población de una colmena. “Tampoco nos podemos olvidar de los robos de colmenas. A nosotros nos han robado en varias ocasiones. Las colmenas se dejan en el campo sin ninguna protección y siempre hay alguien que es aficionado a hacerse con un bien que no le pertenece” concluye Gádor Carreño.
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