Tierras de Almería camina con paso firme hacia la modernización
Día Mundial del Agua
Sustituirá toda la red de tuberías en alta y apuesta decididamente por las energías renovables
Incorpora hasta cuatro fuentes distintas de aguas alternativas para contribuir a la recuperación de las masas internas
La Comunidad de Regantes Tierras de Almería se encuentra de lleno en un complejo proceso de modernización y futuro cuando se encuentra cerca de alcanzar, con una extraordinaria salud, sus 30 años de vida, desde que fuera constituida allá por el año 1995. La meta será lograr la modernización de toda la red de tuberías en alta y la implantación de energías renovables en pro de la sostenibilidad. Y, en el mismo marco sostenible, la colaboración con la Junta Central de Usuarios del Acuífero del Poniente Almeriense para la protección de las masas de agua interiores, que como es sabido se encuentran muy sobreexplotadas.
Actualmente, tal como explica el presidente de la comunidad de regantes, José Antonio Fernández Maldonado, “se está realizando el proyecto para cambiar toda la red de tuberías, hacer embalses reguladores y optimizar la energía con plantas fotovoltaicas. Además, aprovechando los desniveles por donde están los pozos se va a producir energía hidroeléctrica, para lo cual se está redactando también el proyecto”. Todo ello ha de conducir a “modernizar la comunidad”. Esta nueva red va a conectar con la desaladora del Campo de Dalías y la apuesta es evidente por las energías renovables y por el uso de aguas alternativas en el marco del plan de recuperación del acuífero.
“El gran reto es recuperar el acuífero”, insiste el presidente de Tierras de Almería y máximo responsable también de la Federación de Regantes de Almería (FERAL) quien además explica que “estamos en una segunda obra con la Junta Central de Usuarios para incorporar también las aguas de la EDAR (estación depuradora de aguas residuales) de El Ejido, con el mismo objetivo.
Pese a que el acuífero no está tan sobreexplotado como otros de la provincia, “nosotros lo que hacemos es participar en el plan de recuperación, que se basa en la utilización de todas las aguas alternativas posibles”. En el caso de la Comunidad de Regantes Tierras de Almería van a poder disponer de unos 70 hectómetros cúbicos procedentes de la desaladora; unos 17 hectómetros cúbicos de aguas de las depuradoras de El Ejido y Roquetas de Mar; unos 6 o 7 hectómetros cúbicos de la desalobradora de la Balsa del Sapo, que se va a hacer; así como el agua que aporta cada año el pantano de Benínar. “Son en total cuatro fuentes de agua alternativa diferentes, a lo que se suma lo que se extraiga del acuífero superior”, confirma Fernández Maldonado. “Con todo ello lo que pretendemos es dejar de extraer del acuífero inferior, para que la sobreexplotación que sufre en este momento se alivie y se pueda recuperar la masa de agua”. Donde está especialmente ‘esquilmado’ es “en las zonas de Aguadulce y de Balerma”, asegura. Por todo ello la Comunidad de Regantes Tierras de Almería está afrontando estas inversiones, contribuyendo así a los planes de recuperación de la Junta Central de Usuarios.
La bonificación al agua ha sido sin duda una noticia muy bien recibida por todos los comuneros de este ente instalado en el Poniente Almeriense, que ahora tendrán que afrontar menos costes por el caudal que reciben de la desaladora del Campo de Dalías. “Si bien los 7,5 hectómetros de agua desalada que tenemos contratados para uso agrícola están firmados a 30 céntimos, los excedentes de agua de los ayuntamientos, que no pueden usarla todavía porque no están completadas algunas infraestructuras y suponen en torno a 8 hectómetros cúbicos, se están usando para uso agrícola a precio de abastecimiento de población, y al venir esta bonificación toda el agua de uso agrícola se pone al mismo precio, por lo tanto el beneficio para nuestros regantes es bastante grande”, reconoce el presidente.
La Comunidad de Regantes Tierras de Almería nació hace ahora 28 años, en 1995, con la desaparición del proyecto que lideraba la Corporación Industrial Banesto, a través de una empresa con base en Cataluña que tenía más de 2.000 hectáreas y que fracasó, por lo que fue puesta a la venta. “Un grupo de en torno a 800 agricultores de explotaciones de carácter familiar compramos los terrenos y los pozos”, recuerda Fernández, quien explica que “hasta ahora se ha cogido el agua de los acuíferos superior e inferior y se hace una mezcla de esas aguas para inyectar a la red”, un planteamiento que ahora cambia con la progresiva incorporación de todas las nuevas fuentes hídricas alternativas y la generación de energía de fuentes renovables. Todo lo que cultivan sus comuneros es bajo plástico y hay una parte del terreno dedicado a semilleros, empresas de investigación de semillas, plantas ornamentales y hortalizas, especialmente pepino y pimiento.
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