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Angeline Candy Arrieta y Mohamed Achraf eran pareja cuando sucedieron los hechos y vivían juntos en una casa de Zaragoza desde la que tramaron todo un plan para asaltar a un hombre, robarle y acabar con su vida.
El crimen tuvo lugar el 6 de septiembre de 2019. Unos días antes Angeline se había creado un perfil falso en la aplicación de citas Badoo con el nombre de Dulce Ángel. A través de ella contactó con José Antonio Delgado, un vecino de Vizcaya al que todos conocían como Josetxu.
Quedó con él ese mismo día en su piso de Zaragoza y una vez que Angeline se ganó su confianza Josetxu fue abordado sorpresivamente, reducido e inmovilizada con bridas, ataque en el que también participó Mohamed. Los acusados se apoderaron de sus pertenencias, lo golpearon salvajemente y le intimidaron para conseguir las claves de sus tarjetas bancarias, con las que realizaron seis extracciones entre los días 7 y 11 de septiembre.
El hombre estuvo retenido, sujeto con bridas y sin poder defenderse tres días, del 6 al 8 de septiembre, en el transcurso de los cuales recibió golpes en cabeza y tórax con un objeto contundente, compatibles con una muerte lenta.
Finalmente, el mismo 8 de septiembre procedieron a desnudarlo y enterrarlo, cuando aún estaba vivo aunque posiblemente en estado de agonía tras todas las agresiones recibidas. Josetxu acabó muriendo en la fosa en la que lo ocultaron.
Ahora, cuatro años después del brutal asesinato Angeline Candy y Mohamed Achraf han sido condenados a 30 años de cárcel por secuestrar, robar, torturar y asesinar a José Antonio Delgado.
La pena que se les imponía era en realidad de 34 años de prisión pero su abogada presentó un recurso ante la Audiencia Provincial de Zaragoza que aceptó que las condenas (25 años por asesinato, 6 por detención ilegal y 3 por estafa) se sumaran y se fijara un cumplimiento máximo de 30 años de encarcelamiento.
La acusación particular solicitaba una pena de 35 años de cárcel mientras que la fiscal pedía 32 años y una indemnización de 276.843 euros para los familiares (padres, hijo y dos hermanos) del informático asesinado.
Un jurado popular, presidido por el magistrado Mauricio Murillo, probó su culpabilidad de la pareja al considerar que agredieron a Josetxu al negarse este último a proporcionarle sus claves bancarias. Después de esta tortura a base de golpes en cabeza y tórax, cavaron una fosa en el Barranco del Lobo de Pedrola y le enterraron vivo en un más que probable estado límite de agonía.
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