El misterio de Los Ángeles en manos de Del Toro Plaza

Para la realización del Cirineo, el escultor tomó como referencia el rostro de su cuñado Antonio, muerto a los 44 años tras una larga y tediosa enfermedad

Fernando del Toro trabajando en el cirineo.
Fernando del Toro trabajando en el cirineo.
José Manuel Martínez

25 de marzo 2013 - 01:00

Como señala el imaginero andaluz Fernando Manuel del Toro Plaza (1965, Sevilla), "una escultura en madera u obra de imaginería, no es simplemente algo que queda bonito al ser procesionado por las calles de nuestras hermosas ciudades y pueblos. Una escultura en madera u obra de imaginería es la muestra de espiritualidad y cultura de nuestra gente, culminada a través de las manos y conocimientos de un artista artesano". Además, se trata de un proyecto que debe ser aprobado por la junta de gobierno de una hermandad y, en última instancia, por los estamentos eclesiásticos de que esta depende siguiendo unas pautas en cuanto a su idiosincrasia y carácter propio.

Siguiendo las anotaciones del historiador D. Manuel Silva Suárez, Fernando del Toro, miembro de una conocida familia de artesanos, ingresa a los 14 años de edad "en la escuela de FP Hogar de San Fernando, obteniendo la titulación de oficial en la rama de electricidad dos años más tarde, y en 1985, la titulación de maestro industrial en la rama de electricidad.

En el transcurso de sus estudios, no abandona en ningún momento el mundo artístico, leyendo y aprendiendo técnicas de pintura y escultura de forma autodidacta. Desde 1981 a 1984, trabaja por las tardes como tallista de piedra en el taller de su tío Emilio Gómez Morató, casado con su tía paterna. Al año siguiente, abre su propio estudio como tallista de piedra y mármol.

En 1988, ingresa en la plantilla de Orfebrería Villarreal, compaginando su dedicación a este taller con la del mármol durante 4 años. En la orfebrería, su actividad se centra en el diseño y la realización de modelos de figuras y de grandes ornamentaciones, por lo que, sujetas a la mencionada firma, hay multitud de obras suyas diseminadas por toda España".

En lo relativo a la ciudad de Almería, en 2005, después de acometer la restauración del Santo Cristo Yancente de la Hermandad del Santo Sepulcro, fue galardonado con el premio Florentino Castañeda, como investigador del patrimonio artístico de la Semana Santa de Almería.

Actualmente, se encuentra en proceso de realización de las imágenes secundarias -en palabras del autor, "complementarias"-, del paso de misterio de la Hermandad de Los Ángeles de Almería. El conjunto escultórico, encabezado por el Santísimo Cristo de la Misericordia en su Crucifixión, obra del también hispalense, Antonio Dubé de Luque, quien la finalizó en 2009, representa la escena en que Jesús es despojado de sus vestiduras, sorteadas entre los soldados.

Siguiendo el boceto diseñado por Fernando del Toro, la iconografía se dispone en dos conjuntos bien diferenciados: por un lado, el Señor con los brazos caídos y mirada al frente junto a tres romanos, uno de ellos adelantado a Él portando la corona de espinas y ofreciéndole el vino mirrado; a su derecha, se encuentra el que lo está desnudando, y el otro, de pie, portando la sentencia. Por otro lado, un segundo conjunto formado por Simón de Cirene y otros dos romanos: el de su derecha le indica el lugar donde quiere que suelte la cruz, el de la izquierda lleva el martillo y los clavos. La cruz que porta Simón sirve de nexo de unión entre los dos conjuntos.

Así pues, con una gran aceptación, el pasado día 16 de marzo de 2013 tuvo lugar en la Iglesia Parroquial de Santa María de los Ángeles la presentación del cirineo, obra titulada "Simón de Cirene levantando la Cruz", la cual representa el momento bíblico en el que un humilde hombre de hábitos y vida campesina ayuda a Jesús portando su cruz en un entorno de una inusitada confusión e incertidumbre, que podemos observar claramente en su semblante, de un profundo patetismo.

En definitiva, para gloria de sus hermanos, en particular, y del cofrade almeriense, en general, anoche pudimos disfrutar de una insólita estampa al ver procesionar por primera vez en su historia al Santísimo Cristo de la Misericordia en su Crucifixión, acompañado del optio y el cirineo que porta su cruz.

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