Manifiesto del Martes Santo de la Hermandad del Perdón

Contempla para ser peregrinos de esperanza

Las mejores imágenes de la Procesión del Perdón, en la noche del Martes Santo en Almería
Procesión del Perdón, en la noche del Martes Santo en Almería. / Javier Alonso

En esta noche de Martes Santo:

¡Cristo del Perdón! Hay júbilo en el cielo. Hoy, el cielo, desborda, música y alegría. Hay consuelo definitivo. Creo en Dios-luz en esta noche apagada. Espero en un Dios que disipe mis temores. Que me ayude en silencio, tu silencio… aunque a veces no vale. Esta noche estaremos cara a cara. Me hablarás sin palabras y me mirarás profundamente. Compasivo y misericordioso. Como sólo tú sabes. En la confianza paciente y confiada espero en el Señor. Espera, dice la esperanza. Y será una chispa de bondad, de apertura amistosa, de amor misericordioso.

Mañana, hijo mío, será mejor.

¡Míranos, Cristo del Perdón!

¡Cristo del Perdón! La esperanza es una virtud muy alegre y muy valiente. ¿Qué sería mi vida sin esperanza? ¿Te imaginas? La vida sin esperanza es triste. Sin esperanza se pierde alegría y se pierde fuerza. Creo en el Dios de la alegría. Lo que más alegra a Dios es que nos amemos. Dios se alegra con las personas sencillas, respetuosas, pobres y humildes, serviciales, generosas y sobre todo esperanzadas. Esta noche Cristo del Perdón, vengo a tí con ilusión y esperanza. Con ganas de hacer y de crear, de sentir y de creer. Es el encuentro que tanto buscaba. Necesito calmar el hambre y la sed. Esta noche necesito reclinar mi cabeza sobre tu pecho.

¡Cristo del perdón! Eres para nosotros, sabiduría, justicia y santificación. Eres música y fiesta, alimento y dulzura, luz y verdad, camino y caridad. Esta noche quiero mirarte con los ojos del corazón. Nos fijamos en tus brazos extendidos y en tus manos clavadas. Un rostro golpeado, ensangrentado. Es el rostro de los pobres, los enfermos, los maltratados y torturados, de todos los que sufren. Mirar a Jesús con fe es garantía de curación. Qué bien nos viene a nosotros aprender esta lección de amor.

¡Cristo del Perdón! Mírame piadoso. Te ofrezco mi amor y mis lágrimas. En esta noche santa. Noche dichosa porque la muerte se vestirá de esperanza. Noche clara porque nos traes perdón y luz que nunca se apaga. Enciende nuestras lámparas apagadas. Llevemos tu luz al mundo. Luz de tu evangelio y de tu verdad resucitada. Debemos mantener encendida la llama de la esperanza. Seamos pues, Peregrinos de Esperanza. Llénanos con tu oración. Y danos la fuerza necesaria para anunciar tu perdón.

“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera” (Mateo 11, 28-30)

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