Humildad y Esperanza, la hermandad más joven de Adra, cumple diez años de vida
Religión
Su primera salida fue el Domingo de Ramos de 2002 sin nada más que la ilusión de unos niños. Ahora, son una de las cofradías más innovadoras de la ciudad
La televisión pública francesa emite en directo la celebración de una misa en este pueblo de Almería
Un grupo de niños de Adra tuvo una ilusión a inicios de este siglo XXI. Movidos por el padre de uno de ellos, comenzaron a trabajar para hacer realidad su sueño, compraron por 90.000 pesetas una imagen de Jesús Cautivo en Barcelona y lo sacaron, desde el almacén de un vecino, en procesión el Domingo de Ramos. Era una devoción de ‘andar por casa’, con una radio en un carrito para poner la música.
El grupo fue creciendo y hoy es la Hermandad de la Humildad y Esperanza de Adra, la más joven de cuantas hay en esta ciudad milenaria. Este 2024 cumple diez años desde su declaración como tal. Javier Jiménez es el Hermano Mayor desde octubre de 2022. “Han sido diez años en los que hemos corrido muchísimo, hemos trabajado mucho”, explica.
Con un origen como el que tiene, el sobrenombre con el que se le conoce no podría ser otro que la ‘Hermandad de los Niños’. “Esto se lleva desde que uno nace, algunos niños fundadores ya son padres y vienen con sus hijos”, explica. Quien ya estaba allí en los primeros albores de lo que hoy es la Hermandad es uno de esos niños fundadores Antonio Francisco Rodríguez, quien hoy ejerce como mayordomo. “Lo que había aquí en Adra era muy parecido a Málaga y nosotros no queríamos ser portadores, queríamos ser costaleros”, recuerda. Les costó convencer a las generaciones precedentes de su sueño. “Los mayores nos dieron largas, pero nos vieron salir y dijeron que teníamos que luchar por eso”, rememora.
Buena parte de lo que han conseguido es gracias al pueblo de Adra, que, dicen, les ha acogido con los brazos abiertos. “Todo lo que tenemos es, en un 70%, gracias a la ciudad de Adra”. “Nosotros el primer año para salir no teníamos corona. Hicimos una cuota extraordinaria para poder comprarle entre todos los hermanos, poniendo diez euros por cabeza”, recuerda.
El futuro parece prometedor. “Trabajo, trabajo y trabajo”, son las claves, para él, de lo que está por venir. “Con mucho trabajo, mucho trabajo, mucho sacrificio y mucho amor a nuestros sagrados titulares”, añade.
Para el futuro más inmediato, ya hay proyectos. Quieren visitar la residencia y acercar a sus sagrados titulares a los mayores que allí viven, haciendo una eucaristía y un traslado hasta el lugar. “A todos los que no pueden ver los pasos los domingos de Ramos, porque están allí internos, esta una manera de llevárselo”, explica Jiménez.
Fue un Domingo de Ramos uno de los días más especiales de este Hermano Mayor. “En estos diez años, el día más emocionante para mí, yo creo que fue la primera salida como hermano mayor. Ver en la calle todo el trabajo que llevabas todo el año haciendo da emoción”, explica. La ilusión no se pierde.
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