¡A ésta es!
Semana Santa
Estamos a las puertas del Domingo de Ramos, de volver a oler a incienso allá por donde vayamos, guiarnos por las calles por el sonido de tambores...
Semana Santa 2023. Lo que llevábamos un año esperando, y más intensamente en estos pasados 40 días con el inicio de la Cuaresma, está a punto de hacerse realidad. Estamos a las puertas de un nuevo Domingo de Ramos. De volver a oler a incienso allá por donde vayamos, guiarnos por las calles por el sonido de los tambores, de ver a gente vestida con túnicas de camino a la iglesia de donde sale su hermandad, encontrarse a costaleros haciéndose la ropa en algún lugar… en definitiva, de volver a llenar nuestro ‘archivo particular’ de imágenes y experiencias y a vivir en primera persona la Semana Mayor de nuestra tierra, Almería.
Permítanme que comparta con ustedes una pequeña reflexión sobre lo que puedo llegar a esperar de esta Semana Santa 2023. Por utilizar una expresión cofrade a la vez que ponerle un titular, diría que sería ‘¡A esta es!’. Imagino que muchos de ustedes conocerán qué es lo que significa o en qué contexto se utiliza, pero para las personas que lo desconozcan y simplificando mucho, es una expresión que se utiliza en un paso, cuando los costaleros están ya preparados y puestos previo aviso del capataz y golpes en el llamador para, con un nuevo golpe, la cuadrilla eleve al cielo el paso y pueda seguir su camino procesional.
Pues creo que ese proceso es el que hemos estado viviendo en estos años. Como si fuéramos costaleros, hemos estado algo retenidos (primeros golpes del llamador) debido a la pandemia del COVID19 que sufrimos y que, no solo provocó que la Semana Santa como la conocemos dejara de celebrarse, si no que, y esto es lo peor, trajera consigo tanto sufrimiento y pérdidas de personas. Ya, el año pasado, pudimos volver a algo más de normalidad ya que pudimos ver por nuestras calles las procesiones, pero quizás fue un año convulso ya que las mascarillas y medidas sanitarias estuvieron muy presentes en los ensayos, triduos, cortejos, por las calles… no teníamos una ‘normalidad’ del todo: fue, siguiendo con el símil, como si los costaleros ya se estuvieran poniendo en sus trabajaderas para esperar el último golpe de martillo. Además, fue una Semana Santa pasada por agua, algo que tampoco ayudó y que hizo que muchas personas nos quedáramos con un pequeño mal sabor de boca al no haber podido disfrutar todo lo que quisiéramos.
Con todo esto, llegamos a la parte final (¡A esta es!). Sin perder de vista todo lo vivido y los problemas sanitarios que siguen existiendo, en este 2023 hemos recuperado lo que podemos llamar ‘normalidad’: ensayos como los conocíamos antes, triduos que recordábamos, etcétera. Ese último golpe de llamador se ha producido y ha provocado que ‘echemos a andar’ como lo hacíamos hace años. Y para mí, todo esto se antoja especial. La Semana Santa es caminar, reconversión, sumar nuevas experiencias y cada año viene de forma diferente. Pero también es recordar lo vivido, el origen y cómo no, a esas personas que ya no están de manera física pero que nunca dejarán de hacerlo en nuestros corazones, voces, gestos y homenajes. Por todas ellas, por todo, esta Semana Santa 2023 para mí significa ese último golpe del llamador. El definitivo, el que nos activa, el que hace continuar lo que estábamos haciendo. Porque, todos por igual… ¡A esta es!
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