Silencio entre el luto, la belleza y la prudencia

Cuando en 1946 se fundó la Cofradía del Silencio, bajo los auspicios del Sindicato franquista, procesionaban cinco pasos. A finales de los años noventa quedaron reducidos a dos: el Sagrado Descendimiento y la Virgen del Consuelo que son los que salen a las calles de Almería todo lo que va de siglo. Quizá porque el Jueves Santo toca el cambio a Luna llena, en Almería suele hacerlo malo, con frío y lluvia. Y tras la Semana Santa que llevamos y la negrura del cielo desde media mañana, quien más quien menos se temía lo peor, una repetición de la noche anterior.

La lluvia hizo acto de presencia. La Hermandad fue prudente y retrasó una hora su salida y, por fortuna, a las 22:00 se abrió el portón del templo de San Agustín y la Cruz Guía de la Hermandad del Silencio ganó la Rambla Alfareros. A pesar de lo intempestivo de la hora, del susto y de que hubiese dos procesiones más en las calles de Almería tras encerrarse Angustias, cientos de almerienses formaban el habitual tapón hacia la mitad de Rambla Alfareros, que impedía acercarse a la iglesia por esta vía, deseosos de ver salir la procesión tres años después.

Procesión de luto, tradicionalmente no ha llevado acompamiento musical aunque desde hace una década la capilla musical Sacra Redemptio deja oír su sones en la cercanía del Descendimiento. La Banda La Mezquita, de Alboloduy acompañaba a la Virgen del Consuelo las cuatro horas que estuvo en las calles de Almería. No eran demasiadas la novedades que se podían ver: la restauración y plateado de la pena del paso de palio, una media luna para la Virgen, tres varas presidenciales y dos más para acompañar al guión. Tras procesionar por el barrio, la Cofradía ganó Puerta Purchena y bajó el Paseo hasta Carrera Oficial, una de las pocas que lo ha hecho este año. El regreso, dificultoso como les ha pasado a todas, pues calle Tiendas, Puerta Purchena y Rambla Alfareros tienen una pronunciada pendiente.