Rosario del Mar, a los pies de la Alcazaba

Semana Santa

Preciosas estampas en el discurrir de la hermandad por las calles de la Almedina, con la fortaleza como referente

Novedoso y llamativo juego de ciriales

María Santísima del Rosario del Mar, por el centro de Almería. / Javier Alonso
Cecilia Hernández

07 de abril 2023 - 00:40

Pocas fotografías se pueden tomar más espectaculares en Almería que las que protagonizan cada Jueves Santo Nuestro Señor de las Penas en el Abandono de sus Discípulos y Maria Santísima del Rosario del Mar. Nacida en la Almedina, la hermandad vuelve a ella cada año tras su salida de la Patrona de Almería.

General Castaños, José Ángel Valente, Plaza Campoamor, Arráez, La Reina, Almedina, San Juan, San Antón, Santa María, Cruces Bajas, Joaquín Santisteban, Almanzor, José María Acosta, Juez, Plaza de la Administración Vieja..., todas ellas calles del centro de la ciudad que tienen un denominador común: la Alcazaba, la génesis cristiana de la actual Almería, de fondo.

Antes de producirse su salida, tuvo lugar en la mañana de ayer el acto de entronización de la reliquia de Santo Domingo de Guzmán en el paso procesional de Nuestro Padre Jesús de las Penas en la Iglesia Conventual Santo Domingo, donde los Padres Dominicos y la Patrona de Almería acogieron a la Hermandad Rosario del Mar un Jueves Santo más.

La llamada a la puerta del diputado mayor a las 19:10 anunciaba la salida que cientos de personas ansiaban desde la Patrona. La cruz de guía, junto al juego de faroles recién restaurados, acompañada de casi un centenar de nazarenos, abrían paso a Nuestro Padre Jesús de las Penas, una magnífica obra del autor Luis Álvarez Duarte que talló en el año 1993.

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Rosario del Mar / Javier Alonso

La peculiaridad de esta hermandad es que todas las túnicas de sus nazarenos son propias, siendo el habito una túnica negra con capa color marfil y cíngulo blanco. La llegada de la guardería y las mantillas junto al cuerpo de acólitos, que estrenaba un espectacular juego de ciriales con el detalle de los cirios siendo sujetados por ángeles, anunciaba la llegada de Nuestra Señora de Rosario del Mar, majestuosamente ataviada por el vestidos granadino Álvaro Abril.

Dejando atrás el Santuario de la Virgen del Mar, la cofradía iniciaba camino al barrio que la vio nacer donde le esperaban sus vecinos. Por allí, rodeaba de fieles, ascendía por las sinuosas calles de la Almedina, tan musulmanas en su construcción, como cristianas en su desarrollo. Ni el molesto viento impidió que Rosario del Mar pasara, un año más, a los pies de la Alcazaba de Almería.

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