Emoción e ilusión a los pies de La Borriquita de Almería
Semana Santa
La sonrisa de los niños hebreos ilumina la mañana del Domingo de Ramos en la capital

Eran las diez en punto de la mañana de un nuevo Domingo de Ramos cuando se abrían las puertas de la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo para dar comienzo a La Borriquita. La cruz de guía precedía a un conjunto de niños ataviados con vestimentas de hebreo que recordaban la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
Tras ellos desfilaban los nazarenos, cuyo hábito consistía en túnica y capa blancas y capirote del mismo color portando las ya populares palmas bendecidas, anudadas por su característico lazo rojo. Los penitentes procesionaban escoltados por hermanos de la cofradía que ofrecían palmas a los almerienses que disfrutaban de la primera procesión del Domingo de Ramos.
El primer paso venía representado por Nuestro Padre Jesús de la Victoria a lomos de una burra, este año también acompañado por San Juan, Santiago Apóstol y una mujer hebrea. Como estreno, el trono lo completaban una imagen restaurada del Niño Jesús del Remedio, así como imágenes secundarias de una niña y un niño hebreos para el grupo escultórico de la Entrada en Jerusalén. Los sones del Himno Nacional interpretado por la Agrupación Musical Nuestra Señora del Mar de Huércal de Almería acompañaban en su salida al paso de misterio ante los rostros emocionados de los allí presentes.
Minutos después tenía lugar dentro de la iglesia la primera levantá de Nuestra Señora de la Paz, vestida con su esplendoroso manto de terciopelo blanco y dorado que reflejaba al cielo de Almería los primeros rayos de sol de la mañana. Las mujeres bajo palio, así como las costaleras que acompañaban a la Santísima Virgen fuera del trono, denotaban en el brillo de sus ojos el orgullo y la emoción inconfundibles del Domingo de Ramos, el más especial de todo el año. La Banda El Castillo de Serón daba musicalidad al paso y cerraba la procesión en una agradable mañana primaveral.
El desfile encaró con puntualidad la Carrera Oficial, donde cientos de fieles ataviados con palmas o ramas de olivo en sus vestimentas aclamaban las imágenes del Señor y de la Virgen. En cansancio iba haciendo mella en los más pequeños conforme avanzaba la mañana, pero siempre mantenían la ilusión de procesionar, muchos de ellos por primera vez.
La Borriquita es, sin lugar a dudas, el más popular de nuestros desfiles procesionales. La ciudad se engalana en el que es, con total seguridad, el domingo más especial, y el fervor reina en las calles para dar la bienvenida a la semana más mágica del año.
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