Coronación resplandece con arte, fe y devoción

Martes Santo en Almería, 4 de abril, a las 18:00 horas en punto, en el quicio de la tarde, cuando el reloj sonaba la hora canónica de vísperas, las puertas del Colegio de la Salle Virgen del Mar se abrieron para dar salida, paso a paso y bajo palio, al cortejo penitencial de la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia, María Santísima de Gracia y Amparo y San Juan Evangelista, La Coronación, vestidas con la exquisitez cofrade por Álvaro Abril Vela. Tarde buena, primaveral nuevamente aunque con algo más de viento de lo que se desea estos días, puesto que las ráfagas son molestas para los nazarenos y no permiten llevar encendidas ni la candelería ni los cirios o velones en las filas.

Hermandad acogida por este centro y comunidad educativa Lasaliana, cuyo proyecto educativo está al servicio de la sociedad almeriense, el pasado Domingo de Pasión desde la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena en el Barrio de los Molinos y ha sido acompañada durante toda la procesión pasionista por damas y caballeros del Tercio “Don Juan de Austria” 3º de la Legión, por ser esta unidad de élite del Ejército de Tierra los padrinos de la corporación cofrade en su momento fundacional en el año 1998. Mucha gente en las calles que rodean a La Salle para ver siempre la peculiar salida de cualquier hermandad que lo haga de los patios de los centros educativos, donde cualquier día que no sea en estas fechas, están los niños jugando con el balón. El bullicio habitual, en estas fechas, se convierte en silencio, fe y oración.

Para quienes hemos sido pregoneros de esta humilde hermandad de barrio, que lleva la impronta franciscana de la Capilla de San Antonio de Padua en Los Molinos, sabemos que cada Martes Santo nos presenta el rostro de Cristo, que son nuestros hermanos, nuestro prójimo, acompañados tras el antifaz o bajo las trabajaderas, costaleros o costaleras de la fe, o el exquisito compás del acompañamiento musical de la Agrupación Musical María Santísima de la Cabeza de Exfiliana y la Banda Municipal de Música de Berja para demostrar su testimonial y pública devoción.

Almería esperó con expectación el recorrido de la Cofradía, viviendo espiritualmente su discurrir esperando en cada esquina de su largo recorrido penitencial el paso de Misterio y a la Dolorosa bajo palio, porque saben que este pasaje terminó con el Cristo que ellos saben resucitado. De ahí, que el público se persigne o haga una genuflexión a las imágenes sagradas y recen silenciosos ante Él, Humildad y Paciencia, y aclamen entre internos piropos hechos oraciones, a la Madre del Redentor, Gracia y Amparo.

El paso de la Cofradía por Carrera Oficial, dirigida por el capataz general Carlos Ángel Galisteo Giménez, su tránsito por el Santuario de la Virgen del Mar Coronada, Patrona de Almería, y su llegada al pórtico renacentista de la Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación fue toda una conjunción de vivencias habidas, dolor y la muerte se tornan motivos estéticos, y en las que los nazarenos de hábito blanco y antifaz rojo sobre el capirote enhiesto, costaleros y mantillas no recuerdan, sino que viven un hecho que está pasando en ese momento con tal poder de convicción, que incluso las gentes que presencian los pasos llegan a convertirse en personajes de la escena en un fraternal abrazo común.

Jesús de la Humildad y Paciencia es el Nazareno de las Bienaventuranzas entre hermanos revestidos de hábito portando ciriales, otros más adelante portaban las insignias de la Cofradías, pero todos con el cirio de la fe, recitando que dichosos los que saben que son pobres, los afligidos, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, los sinceros de corazón, los perseguidos por su fidelidad a Cristo, y en su regreso sereno a Los Molinos, el recuerdo de otros años cuando la Iglesia de Santiago Apóstol fue abrigo pastoral durante el Martes Santo, siendo recibidos por la Sacramental Cofradía de la Soledad.

Dirigida pastoralmente la Cofradía por el Rvdo. Pedro Antonio Pérez Martínez, siendo hermano mayor Félix Berenguel Subirán, se interpretó durante el recorrido la marcha procesional dedicada a la imagen cristífera con el título “Coronado y Humillado” obra del compositor Ismael Sarmiento Macías; destacándose la papeleta de sitio realizada para esta procesión pasionista por José Antonio Mártinez Abad y el cartel diseñado por Juan José Leal Jiménez.