Cantes para el Cristo de Los Gitanos

Turre

El martes, día grande para el municipio que acompañó a su Señor en un desfile marcado por voces sentidas de saeteros.

Cantes para el Cristo de Los Gitanos
Cantes para el Cristo de Los Gitanos

Los balcones de Turre colgaban mantos de azahar el Martes Santo al paso del Cristo de los Gitanos. Con el trono ya fuera de la iglesia parroquial las voces sentidas entonaban el canto encendido de la conocida y popular Saeta al cantar. El sentimiento trascendía el pueblo hasta elevarse a lo más alto de Sierra Cabrera. Costaleros y costaleras, vestidas de blanco y negro con fajín morado, se alternaban en portar a su Cristo, al que le cantan saetas y le recitan poemas desde algún balcón. Y es que las bulerías y saetas se suceden en su caminar por cada rincón del municipio.

En Turre se conserva no sólo la saeta flamenca, también saetas más antiguas que son ejecutadas por payos y gitanos. Cristo de la Misericordia, Cristo de los gitanos, ahora te mecen, te llevan de un lado a otro con la suavidad de quien sabe que arriba miran a los gitanos de Turre, los que la noche del Martes Santo de todos los años enseñan cómo se lleva un paso, pasito a paso, a la carrera, al cielo.

Su capataz, José Fernández Santiago, 'Piloto', atento a la marcha, dice que lo que se siente "es algo grandísimo, algo muy grande muy grande. Todo el año preparamos la procesión". Se nota como se percibe el respeto de la gente. Pocos cruzan el desfile, abren paso, espacio, a los protagonistas de la noche del Martes Santo en Turre.

José, 'el Dindi', se muestra orgullosísimo "es el sexto año que lo llevo pero desde los dieciséis años saco varios imágenes: la Virgen de los Dolores y el Cristo. Pesa el Paso pero cuando hay devoción el peso no se nota". Tampoco lo nota Juana Fernández, 'la Juana del Carlos', año tras año con la devoción a cuestas, como todos, como todas.

¡Vamos para arriba, que es donde le gusta estar! La llamada de ánimo se escucha nada más doblar la calle Sorroche, la que sube al Barrio, la calle reluciente de escalones largos y macetas en las ventanas. Aquí el azahar se hace más intenso, toma forma en los fieles y devotos que siguen a la imagen del Cristo calle arriba en una noche de luna casi a punto de rebosar.

La Banda Municipal de música de Turre acompaña el paso del Santo Cristo de la Misericordia. El capataz, portadores y portadoras, tienen ganas, es su noche y echan el resto en ella. Alzan sus brazos con tal de poner al Cristo más cerca del cielo en el firmamento plagado de estrellas. Arriba, entre las hogueras, el Cristo es venerado con la emoción de quien pone alma y corazón por encima de las flores que adornan el trono. Es la noche de Martes Santo en Turre, la noche inigualable del año.

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