Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Política decente
Hematología
El confinamiento derivado de la pandemia puso en jaque la vida cotidiana tal y como la conocíamos y el mundo entero tuvo que remodelar sus rutinas y constumbres en cuestión de semanas. Quedarse en casa supuso un reto que obligó a buscar alternativas para gestionar el tiempo y, sobre todo, ocuparlo. Las pantallas, si ya eran una extensión de nosotros mismos en el día a día, con la llegada de la pandemia se convirtieron en las más fieles compañeras y aliadas. Teletrabajo,videollamadas, videojuegos o maratones de películas y series fueron la tónica habitual en todos los hogares del planeta. Pero, si las ventajas han sido muchas, los inconvenientes también. Los especialistas han alertado de un aumento de e-trombosis entre los más jóvenes en el último año asociadas al sedentarismo prolongado provocado en parte por estos excesos de pantalla y entretenimiento.
Una situación que preocupa a los expertos ya que se trata de una patología que, años atrás, se asociaba a personas adultas y que, en la actualidad, se está diagnosticando en adolescentes sin ningún cuadro de riesgo previo. Así lo indica el doctor José A. Páramo Fernández, del servicio de Hematología de la Clínica Universidad de Navarra y expresidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia.
La TEV es una variante del concepto de e-Trombosis, propuesto por Richard Beasley en 2003, asociada a períodos de inmovilización prolongada. ''La base científica de la TEV radica en la inmovilización, uno de los pilares clásicos de la triada de Virchow para explicar la formación de los trombos, que favorece el estasis o enlentecimiento venoso y que puede asociarse con la aparición de una embolia pulmonar'', detalla el doctor Páramo.
La aparición de TEV resulta de la combinación de al menos dos factores protrombóticos: la obesidad y un estilo de vida sedentario, en numerosas ocasiones ligado al empleo de videojuegos, sin olvidar los estados trombofílicos congénitos, como el factor V Leiden o las deficiencias de Antitrombina y proteínas C y S.
Este tipo de tromboembolismo se asocia con viajes prolongados, más conocidos como ''síndrome de la clase turista'', o los provocados por cirugía, traumatismos, etc. o en profesionales sanitarios obligados a pasar mucho tiempo inmovilizados, como es el caso de las enfermeras, tal y como demostró un estudio que se efectuó entre 70.000 sanitarias de EEUU, según resume el experto.
Diversos casos clínicos han reportado el nexo entre una exposición prolongada a los videojuegos (3 a 48 horas de forma continuada) y la aparición de eventos trombóticos (trombosis venosa profunda y/o embolismo pulmonar), lo que se conoce como e-trombosis.
Durante la pandemia, se ha calculado que los niños y adolescentes pasaron una media de 8 horas diarias "enganchados" a la televisión y hasta 13 horas a los videojuegos o participando en otras actividades digitales. Incluso se han descrito situaciones de sedentarismo extremo, llegando a más de 48 horas semanales, lo que supone un riesgo obvio de TEV, sobre todo combinado con la obesidad.
Un estudio realizado en 2016 se constató que los principales factores asociados al TEV fueron la obesidad (47%), el empleo de catéteres venosos centrales (27%), infecciones (27%), sedentarismo (22%), enfermedades autoinmunes (19%) y otras patologías (11%).
Para evitar estas situaciones, los expertos recomiendan reducir las horas que pasamos frente a la pantalla e invertirlas en actividades al aire libre, que también evitan otros problemas como el insomnio y la salud mental.
Además, es de crucial importancia promover el ejercicio físico, llevar una adecuada hidratación y equilibrar los períodos de inmovilización con los de movimiento y ejercicio.
Lo recomendable es realizar ejercicio moderado de 30 a 60 minutos diarios o 150 minutos semanales, con actividades variadas, además de llevar un estilo de vida activo, ya sea caminando mientras vas a las tiendas, haciendo labores del hogar más intensas como cuidar el jardín, jugar con los niños, cocinar o guardar la compra.
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