Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Política decente
ALIMENTACIÓN
Es algo que todos sabemos pero muy pocos son capaces de evitar. Los alimentos ultraprocesados son perjudiciales para la salud del ser humanoalimentos ultraprocesados y sin embargo millones de personas los consumen diariamente en el Mundo impulsados por su fácil acceso, sus bajos precios en la mayoría de ocasiones y su notable publicidad que provoca un efecto de asociación e identificación común entre todos los que se alimentan con ellos a la misma velocidad que el riesgo de padecer obesidad se instala en tu organismo.
Azúcar y más azúcar, sal y grasas saturadas, escasas proteínas y ni rastro de fibra o micronutrientes. Eso sí, sabor mucho sabor para engatusar a los paladares. Es el claro enemigo pero rara vez es la noche que no nos acostamos con él. Y lo peor de todo es que los niños son sus principales consumidores. Fáciles víctimas para caer en sus redes físicas, químicas o biológicas.
Lo sabemos, pero un estudio publicado esta semana en la revista JAMA Pediatrics se ha encargado (otra vez) de despertar conciencias gracias al trabajo de investigadores del Imperial College de Londres, que han trabajado con más de nueve mil niños, analizando la evolución de sus índices de masa corporal, peso y perímetro de la cintura entre los 7 y los 24 años de edad, y relacionándola directamente con el consumo de alimentos ultraprocesados.
"Cada vez hay más pruebas que relacionan el consumo de refrescos, aperitivos envasados, panes de producción masiva y algunas comidas preparadas con obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y otros problemas de salud en los adultos”, explica a SINC Kiara Chang, primera autora de la investigación.
El mayor consumo de ultraprocesados en la infancia se asocia con una progresión más rápida del índice de masa corporal, peso y circunferencia de la cintura en la adolescencia y la edad adulta temprana.
Según los especialistas, para reducir la obesidad en el mundo se necesitan urgentemente medidas de salud pública sólidas que promuevan y eliminen las barreras de acceso a los alimentos mínimamente procesados y desalienten la ingesta de ultraprocesados entre los niños. Bajar precios de los alimentos más sanos y penalizar económicamente a los que consuman alimentos ultraprocesados, señalar ese tipo de productos apelando al sentimiento negativo y de marginación, proponer ayudas para comprar productos frescos y limitar las promociones y acciones de marketing tan nocivas en la actualidad.
En este gran estudio que siguió a niños británicos de 7 a 24 años, las trayectorias de crecimiento entre los niños con el mayor (frente al menor) consumo de ultraprocesados aumentaron en un 0,06 adicional (IC del 95%, 0,04-0,08) por año para el IMC, 0,03 (95%), 0.20 (95% CI, 0.11-0.28) kg por año para peso y 0.17 (95% CI, 0.11-0.22) cm. por año para circunferencia de cintura. A los 24 años de edad se observó que los niños con el consumo de ultraprocesados más alto tenían un IMC mayor en 1,18 (IC del 95%, 0,78-1,57), un IMC mayor en 0,78 (IC del 95%, 0,46-1,08) y más porcentaje de grasa corporal en un 1,53% (IC del 95%, 0,81% -2,25%).
Las bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente constituyen una gran proporción del consumo de ultraprocesados, especialmente en aquellas con el quintil de consumo más alto (33,7%).
Es especialmente preocupante el creciente consumo de ultraprocesados entre los niños y adolescentes, que son los principales consumidores. Variar este comportamiento es de vital importancia dado que los patrones dietéticos a lo largo de la vida se desarrollan desde la niñez y pueden tener consecuencias generalizadas sobre la salud y el bienestar a lo largo de la vida.
Las autoridades de salud pública en Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú, Francia, Canadá e Israel han modificado sus directrices dietéticas nacionales con recomendaciones para limitar el consumo de ultraprocesados. Francia se ha fijado un objetivo ambicioso de reducir su consumo en un 20% para 2022. En España la pandemia ha vuelto a demostrarnos que únicamente mediante medidas impuestas se podrá contrarrestar la carga sustancial del consumo de ultraprocesados sobre el medio ambiente y los sistemas de atención médica en todo el mundo.
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