Síndrome de Diógenes digital: qué es y por qué llevar encima la "basura" acumulada en los móviles tiene estas consecuencias

Investigación y Tecnología

Más del 70% de las personas entre 25 y 50 años no recuerda haber borrado archivos antiguos en el último mes

El sector de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) trae como consecuencia la emisión un 4% de los gases de efecto invernadero

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Mujer grabando vídeo / Freepik
Mercedes Fernández - Colaboradora

16 de septiembre 2024 - 08:05

Si nos preguntásemos cuántas fotos y vídeos acumulamos en nuestros dispositivos móviles, probablemente supere las cuatro cifras. Miles de imágenes clasificadas en álbumes, pero sin orden ninguno las cuales sabemos que están ahí porque el propio móvil nos lo recuerda en forma de aniversario.

Los profesionales de la psicología han bautizado esta conducta como síndrome de Diógenes digital que hace referencia a esa tendencia a guardar grandes cantidades de información en nuestros dispositivos móviles que van desde correos electrónicos, fotos, vídeos, documentos o aplicaciones de diversas temáticas. Todo ello sin ninguna organización y mucho menos intención de darles utilidad en el futuro.

"Empiezan a almacenar compulsivamente información digital. Les da miedo y les angustia perderlo. Y eso que es una información desorganizada", explica la psicóloga, Alba García. Sin embargo, esta acumulación excesiva tiene unas consecuencias para la salud de las personas y del planeta. 

Características del síndrome de Diógenes digital

El síndrome de Diógenes digital se caracteriza por una acumulación excesiva de archivos que las personas guardan pensando que los van a necesitar y nunca más los utilizan.

Existe una dificultad o incluso ansiedad a la hora de borrarlos, por miedo a perder información valiosa o que nos pueda ser útil en algún momento. De hecho, según un estudio del Instituto de Marketing Digital TEDKI, más del 70% de las personas entre 25 y 50 años de edad no recuerda haber borrado archivos antiguos en el último mes, y a 9 de cada 10 les costaba diferenciar lo que querían conservar, de lo que no necesitaban en sus teléfonos.

Esto genera una situación de caos, mediante el cual acumulamos "basura" que llevamos encima de manera constante debido a que no se suelen emplear sistemas de clasificación, por lo que dificulta todavía más que podamos encontrar la información relevante que necesitamos.

A medida que crece la acumulación, los dispositivos pueden quedarse sin espacio, lo que afecta a su rendimiento. Cuando aparece en las pantallas de nuestros móviles "Memoria llena", es cuando empezamos a borrar lo que ya no nos hace falta.

Consecuencias para el medio ambiente

"Luego se va todo a la nube". Es una frase muy común y un comportamiento usual para no borrar ni perder nada, pero aunque acumular excesivamente material en nuestros teléfonos móviles puede parecer un gesto inofesivo, no lo es tanto ya que se ha demostrado que tiene consecuencias tanto para nuestra salud como para la del medio ambiente.

Según publica la web de Rtve, "el sector de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) es responsable de la emisión un 4% de los gases de efecto invernadero". Este es un porcentaje aparentemente pequeño dependiendo de con qué lo comparemos porque "el transporte ocupa más o menos el 25% de estos gases", declara Ignacio Olmeda, del Laboratorio de Finanzas Computacionales UAH para el portal Rtve.

Consecuencias para la salud

Las personas que padecen este síndrome pueden sentir una gran ansiedad o miedo ante la posibilidad de borrar archivos, incluso si saben que son irrelevantes o que son contenidos duplicados porque muchas veces una misma imagen nos llega a través de diferentes grupos de Whats App.

Tienen una sensación constante de que podrían necesitar esa información en el futuro, lo que les impide hacer una limpieza digital. Esta actitud refleja un apego emocional o psicológico hacia los datos, similar al que experimentan las personas con síndrome de Diógenes físico con respecto a sus pertenencias materiales.

Por otra parte, la acumulación de datos también conlleva una carga cognitiva. Al estar rodeados de archivos desorganizados y en gran cantidad, puede generarnos una sensación abrumadora, que nos puede saturar ya que hay una reducción en nuestra capacidad para procesar la información de manera eficiente.

Esto impacta de manera negativa en nuestra productividad debido a que tenemos que perder más tiempo buscando archivos o "peleando" con sistemas saturados, que van más lentos, nos roban el tiempo y la energía.

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